Base para la obra edificadora de Dios, La, por Witness Lee

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EL SEÑOR AÚN LLEVARÁ A CABO LA OBRA DE EDIFICACIÓN EN LA ERA DEL REINO

Sin embargo, quisiera hacerles notar, hermanos y hermanas, cuándo se llevará a cabo la última parte de la obra de edificación que el Señor realiza. Sabemos que la manifestación de la ciudad santa, la Nueva Jerusalén, es el resultado final de la obra de Dios. Este resultado se manifestará solamente cuando vengan el cielo nuevo y la tierra nueva. Todos los que leen la Biblia saben que el cielo viejo y la tierra vieja preceden el cielo nuevo y la tierra nueva. En el cielo viejo y la tierra vieja, hay muchas eras diferentes. Entre estas eras, un largo período de tiempo corresponde a la era de la ley, y después tenemos la era de la gracia. Después de la era de la gracia, viene la era milenaria, que es la era del reino. La era de la ley empezó con Moisés. Antes de Moisés, hubo otra era, la era de los patriarcas, que es también llamada la era de la promesa. Entre la primera venida de Cristo y Su segunda venida está la era de la gracia, que también es llamada la era de la iglesia. Una vez que termine la era de la iglesia, el Señor vendrá otra vez, y a partir de entonces será la era del reino. Cuando la era milenaria termine, el cielo antiguo y la tierra antigua llegarán a su fin, y entonces tendrán inicio el cielo nuevo y la tierra nueva. Por lo tanto, tenemos cuatro eras en el cielo viejo y la tierra vieja. Éstas son la era de la promesa, la era de la ley, la era de la gracia y la era del reino. Cuando éstas terminen, vendrán el cielo nuevo y la tierra nueva. Una vez que el cielo nuevo y la tierra nueva vengan, la Nueva Jerusalén se hará manifiesta.

Debido a que la edificación de la Nueva Jerusalén se lleva a cabo en el cielo viejo y la tierra vieja, todas las cuatro eras mencionadas anteriormente están relacionadas con la obra de edificación que Dios realiza. Dios llevó a cabo una parte de Su edificio en la era de los patriarcas, la era de la promesa. Abel, Enoc y Noé fueron hombres que Dios edificó; igualmente lo fueron Abraham, Isaac y Jacob. Todos ellos fueron edificados en la era de los patriarcas. Otra parte del edificio de Dios, conformado por las doce tribus de Israel, fue edificado por Dios en la era de la ley. También otra parte de esta obra, la iglesia, es edificada por Dios durante la era de la gracia.

Ahora quisiera preguntarles a todos ustedes: ¿dirían que Dios realizó Su obra de edificación en la era de los patriarcas, en la era de la ley y en la era de la gracia, pero que se detiene en la era milenaria (la era del reino)? Aunque la era milenaria será una era de restauración, todavía será una era en la cual Dios edificará. Aunque el Señor habrá venido y todas las cosas serán restauradas, la obra de edificación que Dios realiza todavía estará incompleta en aquel tiempo.

Nuevamente, es aquí donde entramos en conflicto con la teología del cristianismo. La teología típica le dice a la gente que cuando el Señor Jesús regrese, todas las cosas estarán completas; todas las cosas descansarán en completa paz. Sin embargo, nosotros sabemos por nuestra lectura de la Biblia que el Señor todavía realizará Su obra de edificación para el tiempo de Su segunda venida.

En una ocasión una persona que conocía bien al Señor vino a preguntarme si las personas salvas serán disciplinadas para el tiempo de la segunda venida del Señor. Le dije que hoy todos los cristianos están de acuerdo en que una persona salva enseguida debe amar a Dios, hacer Su voluntad y agradarle. Si dicha persona no ama a Dios ni hace Su voluntad, Dios lo castigará y disciplinará. Nadie en el cristianismo estará en desacuerdo con esta enseñanza acerca de la disciplina de Dios. Sin embargo, quisiera preguntarles: ¿es posible que el castigo y disciplina que Dios aplica a Sus hijos se limite únicamente a las primeras tres eras? ¿O todavía habrá disciplina en la cuarta era cuando el Señor Jesús regrese? Hoy en día el cristiano típico cree que la disciplina únicamente se limita a la vida presente, y jamás se le ocurre que habrá disciplina cuando el Señor regrese. Sin embargo, la Biblia claramente nos muestra que todavía habrá disciplina cuando el Señor regrese.

Les pido que lean Lucas 12:45-48: “Mas si aquel esclavo dice en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comienza a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse [éste es alguien que sin miramientos se entrega a los placeres, y no se lleva bien con los otros criados], vendrá el señor de aquel esclavo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y le separará, y pondrá su parte con los incrédulos. Aquel esclavo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco [no dice que no será azotado, sino que será azotado “poco”]. A todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá”. Aquí dice claramente que es cuando el señor venga que el esclavo recibirá muchos azotes. Por consiguiente, vemos que el castigo y la disciplina del Señor no se limitan a esta era. Cuando el Señor regrese, no sólo habrá disciplina, sino que la disciplina podrá ser más severa que antes.

Hermanos y hermanas, si ustedes abren sus ojos y miran, verán que muchos de los que son salvos complacen su carne, aman el mundo y no son uno con los hijos de Dios. Sin embargo, todavía están sanos y salvos, es decir, Dios no los ha disciplinado. Les pregunto, hermanos y hermanas, hoy entre los hijos de Dios, ¿son más los que obedecen al Señor o son más los que le desobedecen? Es evidente que son más los desobedientes. De igual manera hoy entre los hijos de Dios ¿son más los que son castigados o son más los que no lo son? Francamente, no vemos que muchos sean castigados. Miren todos esos hijos de Dios que, después de tantos años de haber sido salvos, todavía complacen la carne, actúan temerariamente a su antojo, y se enojan y pelean cada vez que se les antoja. Pareciera que Dios no los molesta ni los disciplina. Por consiguiente, tenemos que reconocer que aunque muchos cristianos desobedecen hoy, pocos son disciplinados.

Ustedes no deben pensar jamás que la razón por la cual Dios no nos disciplina es que Él nos ama tanto que se muestra reacio a disciplinarnos. Si eso es lo que usted piensa, está equivocado. Hebreos 12 dice que el Señor al que ama, disciplina. Los que son disciplinados son amados, y los que no lo son, son dignos de lástima. Sin embargo, no debemos suponer que puesto que algunos no son disciplinados hoy, tampoco lo serán en el futuro. No hay ni un solo hijo que pueda evitar ser disciplinado; pero en cuanto a cuándo él recibirá la disciplina, dependerá de la voluntad del padre. Usted sabe que un padre que controla su enojo sabe cuál es el mejor momento para disciplinar a sus hijos. Él no le da una paliza a su hijo en el momento en que puede enojarse; en vez de ello, busca el momento apropiado. Algunos hijos necesitan recibir una paliza inmediatamente después que cometen la falta, mientras que otros deben esperar hasta el día siguiente, y otros tendrán que esperar hasta que termine el semestre.

Quisiera decirles a ustedes, hermanos y hermanas, que muchos de los hijos de Dios son desobedientes, pero casi ninguno de ellos ha sido disciplinado. En vez de ello, ustedes ven lo contrario: muchos de los que aman al Señor y aprenden a vivir delante de Él, han sido repetidas veces afligidos y azotados. Quisiera preguntarles: ¿creen ustedes que Dios jamás disciplinará a los hijos que son desobedientes? Ellos viven como se les antoja, no crecen, no son quebrantados, no son edificados, sino que pasan toda su vida sin rumbo fijo. ¿Creen ustedes que ellos al final simplemente morirán e irán al cielo? ¿Creen que Dios dejará que esto suceda? ¡Por supuesto que no! El Señor dijo que cuando Él regrese algunos recibirán muchos azotes.

Les pido que tengan presente que la disciplina es parte de la obra de edificación. Todos los padres que disciplinan a sus hijos, lo hacen para su perfeccionamiento. Asimismo, la disciplina de parte de Dios es para edificación. Ustedes nunca deben suponer que el Señor lleva a cabo la obra de edificación, la obra de tratar con sus hijos, la obra de disciplinarlos sólo en el tiempo antes de Su venida. La Biblia claramente nos dice que cuando el Señor regrese, Él dará azotes, e incluso muchos azotes. Incluso los azotes forman parte de la edificación. Si hoy usted no está dispuesto a someterse a los tratos de parte del Señor, cuando el Señor venga, usted todavía tendrá que pasar por estos tratos. Si hoy usted no está dispuesto a ser edificado por el Señor, cuando el Señor venga, Él todavía lo edificará. Antes que usted haya pasado por estos tratos, le parecerá que ese hermano no es muy precioso y que esa hermana también tiene problemas, y nunca podrá ser uno con los demás. Pero llegará el día cuando el Señor tratará con usted hasta tal punto que todos los hermanos y hermanas le parecerán preciosos.

Creo que los hermanos y hermanas pueden entender el significado de estas palabras. El edificio de Dios se construye en las cuatro etapas del cielo viejo y la tierra vieja. La obra de edificación que Dios está realizando ocurre en cada era. Aunque durante el reino milenario el Señor habrá venido y todas las cosas serán restauradas, todavía estaremos en el cielo viejo y la tierra vieja, y no en el cielo nuevo y la tierra nueva. Dios todavía estará realizando Su obra de edificación. Es en el cielo nuevo y la tierra nueva que la obra de edificación habrá sido cumplida.

(Base para la obra edificadora de Dios, La, capítulo 8, por Witness Lee)