ARREPENTIRSE POR CAUSA DEL REINO
El primer componente de la predicación neotestamentaria era el reino. El primer predicador en el Nuevo Testamento fue Juan el Bautista, y las primeras palabras que salieron de sus labios fueron: “Arrepentíos, porque el reino...” (Mt. 3:1-2). Así pues, no se trata simplemente de ser pecadores e ir al infierno o de tener paz y gozo. Tampoco se trata de arrepentirse a fin de obtener salvación. Más bien, tenemos que arrepentirnos por causa del reino.
La palabra arrepentirse significa cambiar de parecer, cambiar de manera de pensar. Significa cambiar nuestra manera de razonar, cambiar nuestros conceptos, ideas, filosofía e, incluso, nuestra teología. Todos tenemos necesidad de arrepentirnos. Debemos arrepentirnos de nuestros viejos conceptos. Arrepiéntanse de la filosofía y de la teología sistemática. Arrepiéntanse de su viejo conocimiento bíblico, de las viejas exposiciones e interpretaciones de las Escrituras. Tenemos que cambiar nuestra perspectiva.
¿Por qué es necesario arrepentirse por causa del reino? Porque, independientemente de cuáles sean los conceptos a los que nos aferremos, nosotros mismos no estamos a favor del reino. Tal vez ustedes estén a favor de la educación o de la religión. Quizás estén a favor del cristianismo o de las llamadas iglesias. Puede ser que estén a favor de predicar el evangelio o de extender el campo misionero. Tal vez estén a favor de hacer el bien. Tal vez tengan celo por los dones espirituales o procuren el poder de Dios. No sé a favor de qué estén, pero me temo que no sea el reino. Tienen que arrepentirse. Arrepentirse de lo que son y dónde están. Arrepentirse de lo que hacen y piensan. Arrepentirse de todos sus conceptos. No me importa, y a Dios no le importa, si vuestros conceptos son buenos o malos. Esto no tiene la menor importancia. Siempre y cuando ustedes no estén a favor del reino, lo demás no tiene importancia alguna. Todos debemos arrepentirnos por causa del reino. El Nuevo Testamento es para el reino. Cuando viene la era neotestamentaria, viene el reino. Si usted no está en el reino y no vive para el reino, es necesario que se arrepienta.
(Reino, El, capítulo 1, por Witness Lee)