ÚNICAMENTE POR LA VIDA DE DIOS
Tenemos que comprender que la imagen y el dominio de Dios jamás podrán ser logrados (por nosotros) sin la vida de Dios. Simplemente poseer cierta apariencia externa que corresponda a la imagen de Dios y a la autoridad divina no es suficiente. Para expresar a Dios y representarlo, el hombre necesita tener la vida de Dios. Si no tenemos la vida de Dios, carecemos por completo de la capacidad y aptitud requeridas para expresarlo y representarlo; así que, necesitamos la vida de Dios. Es por eso que inmediatamente, Génesis 2:9 menciona la vida. Después que Dios creó al hombre a Su imagen y le delegó Su autoridad, lo puso frente al árbol de la vida. Con esto dio a entender que es necesario que el hombre reciba a Dios como vida en forma de alimento. Dios mismo se puso a disposición del hombre en forma de alimento. Después de crear al hombre, Dios se presentó al hombre en forma de comida a fin de que el hombre pudiera ingerirlo. Comer es la mejor manera, incluso la única manera, de hacer que algo entre a nuestro ser. En el principio, Dios quiso que el hombre le ingiriese. Si Dios pudiese entrar en el hombre y convertirse en la vida del hombre, el hombre podría expresar a Dios espontáneamente. Como resultado de esta expresión, el hombre también sería apto para representar a Dios. Si somos capaces de expresar a alguien, también somos capaces de representarlo. Esto nos indica que la representación proviene de la expresión. El hombre que expresa a Dios es apto para representarlo. Desde el principio, ésta fue la intención que tenía Dios con respecto al hombre.
(Reino, El, capítulo 7, por Witness Lee)