Reino, El, por Witness Lee

VELAR Y ORAR AL CRECER

Muchos cristianos hablan sobre velar y orar, pero pocos comprenden el verdadero significado de velar y orar. La manera de velar es simplemente crecer en Cristo. Nadie puede velar si no tiene el crecimiento apropiado. Mientras uno crece, vela. Mientras uno crece, acumula una porción adicional del Espíritu todo-inclusivo como aceite en su vasija. Esto es lo que significa velar. Velar no quiere decir que uno lea las profecías, estudie la situación mundial y observe los eventos que están sucediendo en Rusia, Israel y el Medio Oriente. Velar no consiste en leer los periódicos y coleccionar profecías. Si esta es la manera en que usted vela, me temo que un día el Señor Jesús vendrá y usted no se dará cuenta. Velar significa crecer con el Señor Jesús. Uno tiene que orar: “Señor Jesús, tengo que ir a la tienda; ¿vienes conmigo? Voy a salir de compras, ¿me acompañas?”. Si el Señor dice: “No, preferiría quedarme en casa”, uno deberá contestar: “Señor, si quieres quedarte en casa, yo también me quedaré”. Esto es velar. “Oh Señor Jesús, tengo que ir a cortarme el cabello; ¿cuán corto quieres que me lo corte? Soy uno contigo Señor, y lo que a Ti te guste es lo que a mí me gusta”. Esto es lo que significa velar.

Cuando era joven, se me enseñó a velar y orar. Se me enseñó a observar ciertos eventos tales como el retorno de los judíos a Jerusalén y se me dijo que debía orar por ellos. Yo observaba y después oraba. Pero ahora comprendo que velar y orar significa crecer continuamente con el Señor, vivir junto con Él. Sólo entonces uno está en el reino. No solamente uno está en el reino, sino que uno es el reino. A medida que uno crece con el Señor, uno verdaderamente vela y ora. El Señor Jesús está con nosotros, y el hecho de que Él esté con nosotros equivale a Su venida gradual.

En Apocalipsis 14 se revela la madurez entre todas las “madureces”, representada por el número ciento cuarenta y cuatro mil. Algunos serán así. Yo creo que muchos en las iglesias locales serán maduros, pero algunos llegarán a la cumbre de esta madurez. Esta madurez suprema será considerada por Dios los ciento cuarenta y cuatro mil que serán las primicias. Después de esto, viene la cosecha.

(Reino, El, capítulo 19, por Witness Lee)