ATAR AL HOMBRE FUERTE
En Mateo 12:29 el Señor Jesús dijo que a menos que el hombre fuerte fuese atado, nadie podría entrar en su casa y arrebatar sus bienes. Si hemos de arrebatarle sus bienes, incluso saquear su casa, primero tenemos que atar al hombre fuerte. El hombre fuerte es Satanás, el cual está en nuestro cuerpo físico esforzándose por controlar nuestra mente. Tenemos que atar a Satanás, el hombre fuerte, en la mente humana; sólo entonces podremos arrebatarle sus bienes.
Todos los hermanos que asumen la responsabilidad en las iglesias tienen que comprender que la mayoría de los problemas que se suscitan en las iglesias proceden de las mentes de los hermanos y hermanas. Según la Biblia, la iglesia que tenía más problemas era la iglesia en Corinto, y la razón principal para ello eran las opiniones discrepantes. Las opiniones, por supuesto, son problemas que radican en la mente. Por tanto, Pablo les escribió exhortándoles a estar perfectamente unidos en un mismo sentir y en un mismo parecer (1 Co. 1:10). Aunque todos los santos tienen que estar perfectamente unidos en un mismo sentir y en un mismo parecer, los hermanos que llevan la delantera también tienen que combatir en oración. Ellos no deben discutir con otros, sino orar específicamente: “Señor, ata al hombre fuerte. ¡Ata al hombre fuerte que opera mediante los pensamientos discrepantes de los amados santos! ¡Oh Señor, nosotros no podemos hacer nada! ¡Te pedimos que ates al hombre fuerte!”. Los pensamientos de las hermanas son delicados, mientras que los de los hermanos son explosivos. Si uno se enfrenta a tales pensamientos, sufrirá. La mejor manera de manejarlos no es confrontar tales ideas, sino acudir al trono de autoridad y atar al hombre fuerte. Una vez que el hombre fuerte haya sido atado, uno podrá arrebatarle sus bienes. Con el tiempo, verá que ayudaremos a todos los amados hermanos y hermanas uno por uno. Lo que les ayudará no será que usted discuta con ellos o que trate de convencerlos, sino que el hombre fuerte haya sido atado. Cuando se suscite un problema en la iglesia, jamás confronte los pensamientos, sino que siempre acuda al trono y pídale al Señor que ate al hombre fuerte. Esto es un asunto del reino: el reino de Satanás o el reino de Dios. La mente es el campo de batalla y todos tenemos que luchar para que la mente sea capturada.
En 2 Corintios 4:4 se nos dice que el dios de este siglo cegó las mentes de los incrédulos. La táctica de Satanás consiste en cegar constantemente la mente de las personas. Tenemos que orar para que el hombre fuerte sea atado, para que el dios de este siglo sea atado. Efesios 4:17-18 menciona “la vanidad de su mente”. La gente de este mundo anda en la vanidad de su mente. Su mente está llena de cosas vanas. En el versículo 18 aparece otra expresión: “el entendimiento entenebrecido”. El entendimiento de la gente mundana ha sido entenebrecido. Se usa, además, una tercera expresión: “la dureza de su corazón”. En estos dos versículos vemos la vanidad de la mente, el entendimiento entenebrecido y la dureza del corazón. Supongamos que su mente estuviera llena de vanidad, su entendimiento estuviera entenebrecido y su corazón estuviera endurecido; ¡qué persona más digna de compasión sería usted! Hoy en día, no solamente la gente del mundo es así, sino también muchos cristianos se hallan exactamente en la misma condición. Su mente está completamente ocupada con vanidades, su entendimiento está completamente entenebrecido y su corazón está totalmente endurecido. Entonces, ¿qué debemos hacer al respecto? Tenemos que orar para atar al hombre fuerte, pues sólo así podremos arrebatarle sus bienes. Estos bienes en realidad le pertenecen a Dios, pero fueron usurpados por el enemigo. Ahora tenemos que rescatarlos para el reino al atar al hombre fuerte.
(Reino, El, capítulo 9, por Witness Lee)