LA VENIDA DEL REINO
Un día, el Señor Jesús le dijo a Sus discípulos que algunos de ellos no gustarían la muerte hasta que hubieran visto al Hijo del Hombre viniendo en Su reino (Mt. 16:28). Según Marcos, el Señor dijo que algunos de los que estaban allí verían el reino de Dios venido con poder (9:1). Poco después de haber dicho esto, el Señor subió a la cima de un monte y se transfiguró (Mt. 17:1-2). La transfiguración del Señor Jesús fue la manifestación de lo que Él era. Cuando Él estaba confinado a Su carne, la gente pensaba que Él era apenas un hombre de Nazaret. El reino estaba en Él, pero ellos no podían verlo. El reino estaba en Él de la misma manera en que la electricidad está en un edificio; es decir, a menos que se active el interruptor, nadie puede observar la electricidad. Una vez activado el interruptor, la lámpara resplandecerá. Este resplandor es simplemente la expresión de la electricidad. El reino de Dios estaba en el Señor Jesús, pero en aquel momento el reino residía encubierto, revestido y contenido dentro de Su carne. Aunque Él estaba en medio de los fariseos, éstos no podían observar que había algo maravilloso en Él. Incluso Sus propios discípulos no podían verlo. Después de seis días, Él subió al monte y allí “fue encendido”; Él resplandecía. Su resplandor procedía de Su interior, no de los cielos. Algo dentro de Él resplandecía. Aunque esta realidad estaba presente en Su interior antes de Su transfiguración, las personas no podían observarla. Sin embargo, en Su transfiguración, Sus discípulos podían observar algo que resplandecía desde Su interior.
Tal vez nosotros diríamos que esto fue el resplandecer del Señor Jesús o la transfiguración del Señor Jesús, pero el Señor mismo dijo que esto era la venida del reino. Así pues, el resplandor del Señor Jesús en aquel monte fue la venida del reino. Esto no es una mera dispensación, ni tampoco una esfera. Nuestro vocabulario es inadecuado para describirlo. La transfiguración, el resplandor del Señor Jesús en el monte, ¡era la venida del reino con poder! El reino es simplemente el Señor Jesús que resplandece sobre nosotros. Espero que esta afirmación los impresione profundamente: el reino es el resplandor del Señor Jesús, y el reino es la propagación del Señor Jesús al resplandecer sobre nosotros. Él le dijo a Pedro, Jacobo y Juan que le verían viniendo en Su reino, que ellos verían el reino de Dios viniendo con poder. ¿Qué vieron ellos? Ellos vieron el resplandor del Señor Jesús. Cuando Pedro, Jacobo y Juan estaban bajo Su resplandor, ellos estaban en el reino. Además, todos los santos que habían fallecido, representados por Moisés, y todos los santos que estaban vivos, representados por Elías, aparecieron allí y también estaban bajo el resplandor de la propagación del Señor Jesús.
Permítanme darles un ejemplo. Supongamos que cinco hermanos viven en una casa de hermanos. Si estos hermanos verdaderamente están bajo el resplandor del Señor Jesús, el reino estará en aquella casa de hermanos. Siempre que uno les visite, percibirá el resplandor, el reino, el gobierno y el buen orden. Aunque ellos no tengan un reglamento, todo allí está en orden gracias al resplandor que impera en ese lugar. Supongamos, sin embargo, que ellos no viven bajo tal resplandor, sino que más bien, ellos se critican y menosprecian los unos a los otros, y al mismo tiempo fingen amarse. Si uno los visita, tendrá la sensación espiritual de hallarse en un cementerio. Aun cuando todo esté tranquilo, se percibe la espantosa presencia de la muerte. Aunque ninguno de ellos esté discutiendo, y todo está en orden, la muerte y la potestad de las tinieblas todavía están allí. No hay resplandor.
El reino es el resplandor de la realidad del Señor Jesús. Siempre que Él resplandece sobre uno y uno está bajo ese resplandor, entonces está en el reino. Aunque no es fácil describir o definir el reino, me parece que ahora ustedes han podido comprender algo en cuanto al reino. El reino no es meramente una dispensación, una esfera o un ámbito. Es el hacer real a nosotros la realidad del Señor Jesús. Siempre que Él se propaga al resplandecer sobre nosotros, nos encontramos en el reino y, para nosotros, el reino ha venido con poder.
(
Reino, El, capítulo 2, por Witness Lee)