Arbol de la vida, El, por Witness Lee

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CRISTO COMO ARBOL DE LA VIDA Y COMO CORDERO DE DIOS

El primer cuadro que vemos en toda la Biblia es el de Dios presentándose al hombre como árbol de la vida, en forma de alimento, para que el hombre le ingiriera, le comiera y le tuviera como vida. Después de esto, el hombre cayó. Pero inmediatamente después de la caída del hombre, Dios le proveyó un cordero. Si leemos las Escrituras según el punto de vista celestial, veremos quién es este cordero. Después de la caída del hombre, Dios no sólo le proveyó de un cordero al hombre caído, sino que también sacrificó un cordero por él (Gn. 3:21; 4:4). Adán cayó, pero debido a que disfrutó del cordero como cubierta, como vestidura, podía seguir viviendo. Abel, Noé, Abraham, Isaac, Jacob y todos sus descendientes, los hijos de Israel, también disfrutaron del cordero (Gn. 4:4; 9:20; 12:7; 26:25; 35:7; Ex. 12:3-10).

La fiesta de la Pascua fue un nuevo comienzo para los hijos de Israel (Ex. 12:2). Su historia empezó con un cordero. El cordero fue inmolado, la sangre fue derramada para la redención (Ex. 12:3, 7; 13:13, 15), y ellos comieron la carne del cordero (12:8-10). En la Biblia primero tenemos el árbol de la vida y luego el cordero. En Juan 1:29 Juan el Bautista declaró que Cristo era el Cordero de Dios. Cristo como Cordero de Dios es el Verbo, quien es Dios encarnado para ser hombre (1:1, 14). Cristo es el Dios completo y el hombre perfecto: el Dios-hombre.

Después de la creación y antes de la caída del hombre, Dios se le ofreció al hombre como el árbol de la vida (Gn. 2:9, 16). Después de la caída del hombre, Dios se le ofreció como un cordero al hombre (Gn. 3:21; 4:4) porque éste necesitaba redención. Con respecto al árbol de la vida antes de la caída, la redención no era necesaria porque no había pecado. El pecado entró con la caída (Ro. 5:12); por eso, se hizo necesaria la redención. Después de la caída, el árbol de la vida solo no es suficiente para satisfacer la necesidad del hombre, pues éste necesita ser redimido (He. 9:22), y con el cordero se obtiene redención. Antes de la caída, Dios dispuso que el hombre comiera solamente vegetales (Gn. 1:29) y no animales. Después de la caída y durante el desarrollo de éste, Dios cambió lo que había dispuesto, dándole al hombre no sólo verduras, sino también animales para comer (Gn. 9:3).

El árbol de la vida tiene que ver con la alimentación, y el cordero, con la redención. Pero aun el cordero trae algo que alimenta. Lo dicho por el Señor en Juan 6 es difícil de entender para muchos lectores. Aun muchos de los discípulos del Señor en aquel tiempo tropezaron por Sus palabras. Dijeron: “Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?” (6:60b). El Señor dijo que El era el pan de vida (v. 35) y que Su sangre era verdadera bebida (v. 55). No es posible que el pan material tenga sangre. Sin embargo, el Señor Jesús como pan de vida dijo: “Mi carne es verdadera comida, y Mi sangre es verdadera bebida” (v. 55). El Señor Jesús como pan de vida dio a entender que El era una continuación del árbol de la vida cuyo fin es alimentar al hombre. La sangre y la carne indican que Cristo es el Cordero de Dios (1:29).

Si Cristo, después de la caída del hombre, no hubiese sido el Cordero, nunca podría haber sido el pan. Sin la redención, nunca podría ser El nuestro alimento. La redención no es la meta o el objetivo, sino el procedimiento para llegar a la meta. El Señor Jesús derramó Su sangre para efectuar la redención a fin de que nosotros comiéramos Su carne y fuéramos alimentados. De modo semejante, el cordero pascual fue inmolado, la sangre del cordero fue rociada sobre las puertas, y en la casa, bajo la cubierta de la sangre rociada, los hijos de Israel descansaron y disfrutaron de la carne del cordero (Ex. 12:3-11).

(Arbol de la vida, El, capítulo 5, por Witness Lee)