LA CLAVE DE VOLVERSE
DEL ATRIO AL LUGAR SANTO
Ahora debemos seguir adelante para ver algo más, algo más rico, profundo y elevado que el disfrutar a Cristo como el Cordero de Dios. Después del libro de Exodo tenemos el libro de Levítico con todas las ofrendas, las cuales se basan en dos cosas: el árbol de la vida, o sea la vida vegetal, y el cordero, la vida animal. Todas las ofrendas se componen de estas dos clases de vida. El holocausto es de la vida animal pero la ofrenda de harina es de la vida vegetal (Lv. 2:7-10). La vida animal redime, y la vida vegetal genera y alimenta. Todas las ofrendas, tales como la ofrenda por el pecado, la ofrenda por la transgresión, el holocausto, la ofrenda de harina, y la ofrenda de paz, fueron experimentadas en el atrio del tabernáculo. Estas ofrendas tipifican a Cristo, la ofrenda única en su género. En el lugar santo estaban la mesa del pan de la proposición y los panes, el candelero con la luz, y el altar de oro del incienso y el incienso mismo. La mesa, el candelero y el altar son Cristo, y el pan de la proposición, la luz y el incienso son Cristo. Todas las ofrendas son Cristo, todo el mobiliario del Lugar Santo es Cristo, y todas las cosas relacionadas con el mobiliario son Cristo.
¿Cómo podemos volvernos de las experiencias de Cristo como todas las ofrendas a las experiencias de Cristo como el mobiliario del Lugar Santo con todas las cosas relacionadas? En otras palabras, ¿cómo podemos volvernos de las experiencias de Cristo en el atrio a las experiencias de Cristo en el Lugar Santo? La manera de volvernos es comer; comer es la clave. En el atrio el sacerdote no come las ofrendas primero. Primero mata las ofrendas y luego las presenta a Dios. La sangre de las ofrendas tipifica el aspecto redentor de Cristo. Después de ser redimido, es necesario comer. Todo se determina con el comer. El comer es la clave que nos vuelve del atrio al lugar santo. En el atrio, los sacerdotes primero disfrutaban todas las ofrendas en el aspecto de Cristo como su justicia. Luego disfrutaban las ofrendas comiéndolas (Lv. 7:14-15). Después de ser redimidos, debemos seguir adelante y comer. Al comer las ofrendas, somos introducidos en el Lugar Santo. Cuando entramos en el Lugar Santo, lo primero que encontramos es el pan de la proposición, el cual debemos comer. Si usted no sabe cómo alimentarse del Señor Jesús, usted es un cristiano que se queda solamente en el atrio. Cuando ve usted la visión de comer al Señor Jesús y alimentarse de El, esto le volverá del atrio al Lugar Santo.
(Arbol de la vida, El, capítulo 6, por Witness Lee)