CRISTO COMO TEMPLO
Primero, Dios se presentó como el árbol de la vida. Luego, después de la caída, se presentó como el cordero, y por medio del cordero, Su pueblo redimido empezó a disfrutarle. Los santos del Antiguo Testamento continuaron disfrutando a Dios en muchos aspectos y, con el tiempo, disfrutaron a Dios al máximo como el templo. Al final del Antiguo Testamento, el templo es el resultado de disfrutar a Dios y es el disfrute máximo de Dios.
En el Nuevo Testamento Jesús vino como el propio Dios. El Evangelio de Juan dice: “En el principio era el Verbo ... y el Verbo era Dios” (1:1). Este Dios un día se encarnó como hombre para ser un Dios-hombre, quien es el Cordero de Dios (1:29). En Juan 2 el Señor Jesús, el Dios-hombre, nos dijo que El era el templo (2:19-21). Su antecesor, Juan el Bautista, declaró que Jesús era el Cordero, y el Señor mismo declaró que El era el templo. Su precursor nos dio el primer aspecto y Jesús mismo nos dio el último. Entre estos dos hay muchos aspectos de Cristo en el Evangelio de Juan.
(Arbol de la vida, El, capítulo 5, por Witness Lee)