Arbol de la vida, El, por Witness Lee

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EXPERIMENTAR A CRISTO COMO EL ARBOL DE LA VIDA EN NUESTRO ESPIRITU

Por el lado positivo, hay otra línea en el Nuevo Testamento, la de la mezcla de Dios con el espíritu del hombre. Se nos manda a andar en el espíritu, vivir en el espíritu, actuar en el espíritu y orar en el espíritu. Esta no es solamente una expresión. Cuando vivamos en nuestro espíritu, no viviremos por nosotros mismos sino por el Señor. Cuando aprendamos a andar conforme a nuestro espíritu, no andaremos según el sistema mundano sino según el camino celestial. Según el Nuevo Testamento, aun las enseñanzas y los dones en sí están clasificados con el árbol del conocimiento. Junto con el árbol del conocimiento están el conocimiento, el bien, el mal y la muerte. Este árbol es complejo. Pero junto con el árbol de la vida está una sola cosa y nada más: la vida, la vida, la vida. El árbol de la vida es sencillo. Las Escrituras revelan la vida como el principio, como el proceso, como el fin, y como todo. Es posible que nuestras buenas obras no estén relacionadas con la vida, sino con el árbol del conocimiento del bien y del mal, incluso pueden estar totalmente envueltas con él.

El Señor no tiene interés sólo en lo que hacemos, sino en dónde estamos: en nuestra alma o en nuestro espíritu. Es por esto que el Señor recalcó muchas veces en los cuatro Evangelios que debemos negar el alma, el yo. Esto se debe a que Satanás está mezclado con nuestra alma, con nuestro yo. En Mateo 16, Pedro pensaba que decía algo bueno al Señor, pero el Señor le reprendió, llamándole Satanás (vs. 22-23). Cristo percibió que no era Pedro sino Satanás quien impidió que tomara la cruz. Inmediatamente después el Señor habló de negar el yo y de perder la vida del alma (vs. 24-25). Esto comprueba que Satanás es uno con nuestra alma, uno con nuestro yo.

Sólo las experiencias del Señor mismo en nuestro espíritu durarán eternamente. Las enseñanzas no permanecerán, sino que pasarán. Nuestra necesidad principal no es recibir más conocimiento del Señor. Lo que necesitamos hoy es tener contacto con el Señor. No necesitamos los dones, sino al Señor mismo como vida, alimento, bebida y aire. Tenemos que conocer y experimentar al Señor de una manera tan llena y todo-inclusiva. Luego tendremos el conocimiento debido y viviente del Señor, no de la letra sino de la vida. Si experimentáramos al Señor de tal forma, tendríamos la función apropiada. La función adecuada y los dones apropiados surgirán de la vida interior.

Es bueno que nos retiremos de lo que no es el Señor mismo. Debemos aprender a volvernos al Señor mismo. Todo lo relacionado con el árbol del conocimiento del bien y del mal es complejo. El bien y el mal se mezclan y dan por resultado la muerte. Lo único que necesitamos es disfrutar al Señor como el árbol de la vida. Tenemos que aprender a disfrutar a este Señor viviente y a participar de El. Debemos aprender a tener contacto con El, a conocerle en realidad, y a experimentarle en el espíritu como nuestra vida y nuestro todo.

(Arbol de la vida, El, capítulo 2, por Witness Lee)