LA NECESIDAD DE ENTENDER LA BIBLIA CON PERCEPCION DIVINA Y DE MANERA
PROFUNDA Y VIVIENTE
Todos los sesenta y seis libros de la Biblia son la revelación del Espíritu Santo (Jn. 16:13) y constituyen lo que Dios ha hablado por los hombres movidos por el Espíritu Santo (2 P. 1:21). Toda la Biblia fue inspirada por el Espíritu único y fue escrita con el propósito definido de mostrarnos el deseo del corazón de Dios. Captar la percepción divina de la Biblia en su totalidad no es cosa fácil. Mateo 22 narra que un día los saduceos se le acercaron al Señor para hacerle preguntas acerca de la resurrección. Ellos no creían que había una resurrección. El Señor les dijo que no conocían las Escrituras ni el poder de Dios (v. 29) y les contestó de esta manera: “Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo: `Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob’? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos” (vs. 31-32).
Puesto que Dios es el Dios de los vivos y se llama el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, entonces Abraham, Isaac y Jacob, ya muertos, resucitarán. Esta es la manera en que el Señor Jesús usó las Escrituras: no sólo por la letra sino por la vida y el poder implícitos en ellas. Del título divino de Dios como Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Señor Jesús vio la verdad, el hecho, de la resurrección. No es muy fácil entender la Biblia de manera tan profunda y viviente. Aparentemente, no hay nada que ver en este título, pero en él se ve la verdad de la resurrección porque Dios no podía ser el Dios de una persona muerta. Si Dios es el Dios de Abraham, quien ha muerto, eso quiere decir que Abraham será resucitado porque Dios no es el Dios de los muertos sino de los vivos.
(Arbol de la vida, El, capítulo 6, por Witness Lee)