EL HOMBRE INTERIOR ESCONDIDO EN EL CORAZON
Dice en 1 Pedro 3:4: “Sino el del hombre interior escondido en el corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu manso y sosegado, que es de gran valor delante de Dios”. En nuestro corazón hay un hombre escondido. El hombre escondido en el corazón es el espíritu manso y sosegado. Si un hombre está escondido en una casa, es obvio que el hombre y la casa son dos entidades distintas. El espíritu está escondido en el corazón y es el hombre interior escondido en el corazón. El adorno de las esposas delante de Dios debe ser su ser interior: el hombre interior escondido en su corazón, el cual es su espíritu, en mansedumbre y tranquilidad. Este es el ornato incorruptible, el cual está en contraste con el pelo, el oro y los vestidos corruptibles (3:3). Este adorno espiritual es de gran valor ante los ojos de Dios. Una persona puede vestirse con ropa buena, la cual es el adorno del hombre exterior, pero al mismo tiempo es posible que tenga un espíritu orgulloso. Exteriormente, esta persona está adornada, pero interiormente no hay adorno espiritual. Pedro les exhortó a las hermanas que no prestaran mucha atención a su adorno exterior, sino al hombre interior escondido en su corazón, el cual es un espíritu manso y sosegado. Nuestro espíritu debe adornarse de mansedumbre y tranquilidad.
(Arbol de la vida, El, capítulo 13, por Witness Lee)