Conocimiento de la vida, El, por Witness Lee

II. EL HOMBRE ANIMICO Y EL HOMBRE ESPIRITUAL

A. El hombre anímico

No importa si un hombre está en la mente, en las emociones o en la voluntad, es un hombre anímico. Si vive en la mente, en la emoción o en la voluntad, vive en el alma. Si vive por la mente, por la parte emotiva o por la voluntad, vive por el alma. Por lo tanto, es muy fácil determinar si un hombre es anímico. Sólo hay que observar si actúa por la mente, la parte emotiva o la voluntad, y si vive en la mente, la emoción o la voluntad. Mientras actúe y se comporte por cualquiera de estas tres funciones, o mientras viva en cualquiera de ellas, él es un hombre anímico.

Frecuentemente un hombre anímico es uno que otros llaman un “buen hombre”. Frecuentemente este hombre no tiene defecto a los ojos del hombre. Pensar de manera clara siempre atrae la alabanza de los hombres para los que se comportan así. Una persona que tiene emoción moderada siempre gana la aprobación de los hombres. Un hombre que confía en su voluntad firme también atrae el elogio de la gente. Pero cuando un hombre vive en éstas, aunque no está viviendo en pecado, tampoco está viviendo en el espíritu. Aunque parece no tener pecado ni defecto ante el hombre, delante de Dios su espíritu está bloqueado y su entendimiento espiritual está embotado.

Una vez, en cierto lugar, me encontré con un colaborador. Su conducta era realmente buena, pero vivía demasiado en la mente, o sea, en el cerebro; por eso le era difícil entender o comprender las cosas espirituales. Cada vez que le hablaba acerca de los asuntos de servir a Dios, yo temía que su mirada erraría. Cuando yo le hablaba, él escuchaba hasta que casi captaba el punto, y en seguida su mirada erraba de nuevo y se confundía otra vez. Cuando su mirada erraba, significaba que su mente estaba considerando. El sólo usaba su mente para considerar; no usaba su espíritu para percibir las cosas de Dios. Por lo tanto, le era extremadamente difícil entender y percibir las cosas espirituales.

A menudo, el pensar constituye lo que dificulta y estorba más a los hermanos en las cosas espirituales. Con frecuencia muchos hermanos emplean el pensar en las cosas espirituales. Creen que pueden entender las cosas espirituales ejercitando su mente. No saben que la mente, como parte del alma, no puede entender el espíritu. Un hombre que vive en la mente vive en el alma y sin excepción viene a ser un hombre anímico, sin capacidad alguna para entender las cosas espirituales.

Así como la mente constituye la dificultad de los hermanos en las cosas espirituales, así también las emociones frecuentemente impiden a las hermanas. Muchas hermanas no pueden entender ni percibir las cosas espirituales porque están demasiado en las emociones. En las iglesias de varios lugares, he visto muchas buenas hermanas que tienen entusiasmo y amor, son atentas en su comportamiento, y su conducta es sobria; sin embargo, con respecto a las cosas espirituales, carecen de sensibilidad y casi no pueden comprenderlas. Esto se debe a que viven demasiado en sus emociones y demasiadas veces su comportamiento depende de su emoción. Aparentemente, la emoción no es pecado, pero la emoción impide que vivan en el espíritu, que toquen las cosas de Dios por medio de su espíritu, que tengan sensibilidad espiritual alguna y que entiendan cosas espirituales. La emoción es la trampa en que caen; las retiene en la esfera del alma donde viven por el alma y son personas anímicas.

A muchos hermanos también les dificulta y estorba la voluntad en su comprensión de las cosas espirituales. Hasta algunas hermanas tienen este problema. Juzgan y deciden cosas usando demasiado su voluntad; entonces, inconscientemente viven en el alma, sin tener sensibilidad espiritual ni entendimiento de las cosas espirituales.

No importa qué parte del alma ocupe una persona, fácilmente se comportará por esta parte y vivirá en esa parte. Cuando una persona mental se enfrenta con algo, naturalmente pensará en el asunto una y otra vez, considerándolo desde varios ángulos. Una persona emocional inconscientemente atenderá mucho a la emoción en sus tratos con otros y al manejar las cosas. Una persona resuelta muy fácilmente se apoya en su voluntad al relacionarse con el hombre y con los asuntos; toma resoluciones y no cambia su decisión. Una persona pertenece obviamente a la parte del alma en la cual viva fácil y naturalmente. Si usted ve a una persona que instintivamente piensa, considera, pesa y mide cada asunto, puede estar seguro de que su comportamiento depende del intelecto; por lo tanto, es una persona que está en la mente. Si una persona se conmueve fácilmente al enfrentarse con varias cosas, sonriendo o llorando en seguida, en un momento contento y en otro deprimido, sabe usted que éste debe de ser rico en emoción y es emocional. Si cada vez que usted se enfrenta con las cosas, usted planea y decide sin esfuerzo y su voluntad se presenta para actuar y funcionar sin ningún ejercicio especial de parte de usted, entonces sin duda usted es una persona cuya voluntad es fuerte y que está en la voluntad. Cualquier parte del alma que sea fuerte o en que la persona es rica, siempre es la parte que se destaca cuando la persona se enfrenta con algo e intenta solucionarlo. El hecho de que cierta parte del alma de una persona se destaca al enfrentar las cosas, comprueba que la persona se encuentra en esa parte específica, y también demuestra que es un hombre anímico.

(Conocimiento de la vida, El, capítulo 8, por Witness Lee)