III. UN CORAZON NUEVO
Ezequiel 36:26 dice que cuando Dios nos limpia, nos salva o nos regenera, nos da un corazón nuevo. Así que, conforme a la enseñanza de la Biblia, la regeneración también nos da un corazón nuevo.
¿Qué es un corazón nuevo? Un corazón nuevo indica que el corazón viejo se ha hecho nuevo; el corazón nuevo resulta de la renovación de nuestro corazón viejo. El hecho de que Dios nos dé un corazón nuevo significa que renueva nuestro corazón viejo. En Ezequiel 36:26 después de decir que Dios nos da un corazón nuevo, dice que nos quita el corazón de piedra y nos da un corazón de carne. En este versículo queda claro que Dios nos da un corazón nuevo al renovar nuestro viejo corazón.
Originalmente nuestro corazón se oponía a Dios, no deseaba a Dios, le era tan duro como piedra; así que vino a ser un “corazón de piedra”. Cuando el Espíritu Santo nos regenera, El hace que nuestro corazón se arrepienta del pecado y se ablande con respecto a Dios. Por eso, después de la regeneración, nuestro corazón de piedra se convierte en un “corazón de carne”. Ese corazón duro de piedra es el corazón viejo que teníamos; este corazón suave de carne es el corazón nuevo que Dios nos da. Esto significa que cuando somos regenerados, Dios renueva nuestro corazón viejo y lo suaviza.
Nuestro corazón es el órgano que contiene nuestras inclinaciones y afectos con respecto a las cosas; nos representa en cuanto a nuestra inclinación, afecto, deleite y deseo para las cosas. Todas nuestras inclinaciones, afectos, placeres y deseos son funciones de nuestro corazón. Antes de que fuéramos regenerados, nuestro corazón se inclinaba hacia el pecado, amaba al mundo y deseaba lo que correspondía a las pasiones; sin embargo, para con Dios era frío y duro, sin inclinación ni afecto; con respecto a las cosas de Dios y las cosas espirituales, no sentía placer ni tenía deseo alguno. Así que, cuando Dios nos regenera, renueva nuestro corazón y lo convierte en un corazón nuevo que tiene una nueva inclinación, un nuevo afecto, un nuevo deleite y un nuevo deseo. De esta manera, cuando somos regenerados y salvos, nuestro corazón se inclina hacia Dios, ama a Dios y desea a Dios; con respecto a las cosas de Dios, las cosas espirituales y las cosas celestiales, también siente deleite y las desea. Cada vez que se mencionan tales cosas, nuestro corazón está gozoso, responde y anhela.
Hermanos y hermanas, ¿han visto esto? La razón por la cual Dios renueva nuestro corazón y nos da un corazón nuevo en el momento de nuestra regeneración es que El quiere que nos inclinemos hacia El, que lo adoremos, lo deseemos y lo amemos. Antes, no lo amábamos ni podíamos amarlo, porque nuestro corazón era viejo y duro. Ahora El ha renovado y ablandado nuestro corazón y le ha dado otra inclinación; así que, tenemos la capacidad y también el deseo de amarlo. Ya que nuestro corazón, al ser renovado, ha llegado a ser nuevo, ahora tiene una nueva función: puede inclinarse hacia Dios y amar a Dios y las cosas de Dios.
La regeneración nos da un corazón nuevo; por eso nos proporciona una nueva inclinación y amor, un nuevo deseo y anhelo. Esta nueva inclinación, amor, deseo y anhelo son para con Dios y las cosas de Dios. Esta es la función del nuevo corazón; también es el propósito de Dios al darnos un corazón nuevo.
(Conocimiento de la vida, El, capítulo 4, por Witness Lee)