I. SOLO LA VIDA DE DIOS ES VIDA
Al explicar lo que es la vida, primero debemos tener un entendimiento claro acerca de una cosa: la clase de vida que, en todo el universo, puede considerarse vida. En 1 Juan 5:12 dice: “El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo, no tiene la vida”. Juan 3:36 también dice: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo, no verá la vida”. Estos dos versículos de las Escrituras nos dicen que si un hombre no tiene la vida de Dios, no tiene vida. Esto nos muestra que a los ojos de Dios, sólo la vida de El es vida; aparte de ésta, ninguna vida puede considerarse vida. Así que, cuando se menciona la vida de Dios en la Biblia, se hace referencia a ella como si fuera la única vida (Jn. 1:4; 10:10; 11:25; 14:6; etc.).
Sólo la vida de Dios es vida; las otras vidas no figuran como vida, porque solamente la vida de Dios es divina y eterna.
¿Qué significa la palabra divino? Ser divino significa ser de Dios, tener la naturaleza de Dios o trascenderlo todo y ser distinto de todo lo demás. Sólo Dios es Dios, sólo Dios tiene la naturaleza de Dios y sólo Dios lo trasciende todo y es distinto; por consiguiente, sólo Dios es divino. La vida de Dios es Dios mismo (más adelante consideraremos este punto), y por ser Dios mismo, por supuesto tiene la naturaleza de Dios. Por ejemplo, una copa de oro es de oro, y por ser de oro, tiene la naturaleza del oro; de hecho, el oro es su naturaleza. De igual manera, la vida de Dios es Dios mismo y tiene la naturaleza de Dios; Dios es la naturaleza de Su vida. Puesto que la vida de Dios es Dios y tiene la naturaleza de Dios, la vida de Dios es divina.
¿Qué quiere decir eterno? Eterno significa no creado, que no tiene comienzo ni fin, que existe por sí mismo y para siempre con una existencia inmutable. Dios es lo único que no fue creado; sólo El existe desde la eternidad hasta la eternidad (Sal. 90:2, [heb.]), es decir, sin principio ni fin. El es “Yo soy el que soy” (Ex. 3:14), y siempre es “el mismo” (Sal. 102:27). Puesto que Dios mismo es así, así también es la vida que es Dios mismo. La vida de Dios, como Dios mismo, es increada, es decir, no tiene principio ni fin, existe por sí misma y para siempre, y es inmutable; por lo tanto, la vida de Dios es eterna. Por esta razón las Escrituras llaman la vida de Dios vida eterna.
Puesto que lo divino y lo eterno son la naturaleza de Dios y muestran las características de Dios mismo, también son la naturaleza de Su vida y muestran las características de Su vida. Sin embargo, el hecho de ser divino no sólo es una característica de la vida de Dios, sino que aun más, es la esencia de Su vida; mientras que el hecho de ser eterno es solamente una característica de la vida de Dios. Consideremos de nuevo el ejemplo de la copa de oro. Su naturaleza es oro y además es inoxidable. Sin embargo, el oro no solamente caracteriza la copa, sino que también constituye su misma esencia; mientras que el hecho de que es inoxidable se debe a su calidad de oro. De igual manera, la vida de Dios es eterna porque es divina. (Ser divino no sólo indica lo que es de Dios, sino a Dios mismo). La vida de Dios es eterna porque es divina. En el universo, ninguna vida creada tiene la naturaleza divina; por lo tanto, ninguna vida creada es eterna. Sólo la naturaleza de la vida increada de Dios es divina y eterna. Dado que la naturaleza de la vida de Dios es así, la vida misma de Dios también es así. La vida de Dios es eterna porque es divina. En todo el universo, sólo la vida de Dios es divina y también eterna; por lo tanto, sólo la vida de Dios es considerada vida.
Sólo la vida que es divina y eterna puede considerarse vida porque la vida denota algo viviente, y todo lo que se considere vida debe ser algo inmortal. Lo inmortal es inmutable; sigue igual y continúa viviendo aun después de haber pasado por toda clase de golpe o destrucción. Una vida sujeta a la muerte e incapaz de resistir un golpe o la destrucción no es eterna, inmortal ni inmutable, y por tanto no puede ser considerada vida. Lo que es vida debe ser algo que viva para siempre y que nunca cambie. Sólo lo que es eterno puede ser así. Entonces, ¿qué es eterno? ¡Sólo lo divino! Lo que es divino procede de Dios, y es Dios mismo. Dios mismo no tiene principio ni fin, sino que existe por sí mismo y para siempre; por tanto es eterno. Sólo lo divino es eterno y sólo lo eterno puede vivir eternamente sin cambiar, por esta razón sólo lo que es divino y eterno puede ser considerado vida.
Toda vida en el universo, ya sea de ángel, de hombre, de animal o de planta, es mortal y está sujeta a cambios; por eso no es vida eterna. Estas vidas no tienen la naturaleza de Dios, ni tampoco son divinas. Sólo la vida de Dios tiene la naturaleza de Dios; por lo tanto, es divina y eterna, inmortal e inmutable; no puede ser retenida por la muerte y es indestructible (Hch. 2:24; He. 7:16). No importa el golpe o la destrucción que sufra, permanece inmutable y sigue igual para siempre. En el universo, aparte de la vida de Dios, ninguna vida puede ser semejante. Por lo tanto, desde el punto de vista de la eternidad, sólo la vida de Dios es vida. No sólo tiene el nombre de vida, sino también la realidad de vida, y de esta manera satisface plenamente la definición de la vida. Otras vidas son vida sólo de nombre, mas no en realidad; así que, no pueden satisfacer el criterio de la inmortalidad e inmutabilidad de la vida, y no pueden considerarse vida. Por eso, conforme a la naturaleza divina y eterna de la vida de Dios, la vida de Dios es la única vida en todo el universo*.
(
Conocimiento de la vida, El, capítulo 1, por Witness Lee)