Conocimiento de la vida, El, por Witness Lee

I. EXPERIMENTAR A DIOS

Hemos visto que la vida es Dios mismo. Dios mismo, que fluye a nosotros y a quien recibimos y experimentamos, es vida. Por lo tanto, experimentar a Dios equivale a experimentar la vida. Toda experiencia de vida involucra una experiencia de Dios y un contacto con El. Toda experiencia que no implique contacto con Dios, no constituye una experiencia de vida.

Por ejemplo, a veces el arrepentimiento de una persona no se debe a la iluminación de Dios, sino a la propia introspección humana. Puesto que esto no hace que el hombre toque a Dios, tal arrepentimiento no es una experiencia de vida. El arrepentimiento que resulte de la iluminación de Dios ciertamente hará que el hombre toque a Dios; por lo tanto, es una experiencia de vida.

Lo que procede del comportamiento del hombre mismo no constituye una experiencia de vida. Es artificial y proviene de sus propios esfuerzos; no resulta del paso de Dios a través del hombre ni del paso del hombre a través de Dios. Así que, no puede considerarse una experiencia de vida.

Entonces, ¿qué podemos considerar una experiencia de vida? Se considera como una experiencia de vida cualquier experiencia que resulte de que Dios pase a través del hombre y de que el hombre pase a través de Dios. Por ejemplo, en nuestra oración nos encontramos con Dios, somos iluminados, vemos nuestra propia imperfección y la tratamos en la presencia de Dios. No es que nosotros descubramos nuestros propios defectos, sino que, al acercarnos a Dios, nos encontramos cara a cara con Dios interiormente, y así vemos nuestra propia carencia. Dios es luz; así que, cuando nos encontramos con El, vemos nuestra imperfección a la luz de El. Desde luego, nos confesamos a Dios y pedimos que Su sangre nos limpie. En consecuencia, Dios pasa a través de nosotros, y nosotros también pasamos a través de El. Tal experiencia nos hace experimentar a Dios; por lo tanto, es una experiencia de vida.

Todas las experiencias de vida provienen de Dios y son Su operación dentro de nosotros; por lo tanto, nos permiten tocar a Dios y experimentarlo. Toda experiencia que difiere no es una experiencia de vida, porque la vida es Dios, y experimentar la vida es experimentar a Dios. Por lo tanto, toda experiencia que tengamos de Dios, exhibirá la vida (Fil. 2:13-16).

(Conocimiento de la vida, El, capítulo 2, por Witness Lee)