IV. EL SENTIR DE LA LEY DEL ESPIRITU DE VIDA
En el Espíritu de vida dentro de nosotros, no sólo se encuentra la vida de Dios, sino también una ley. Esta ley es la ley de la vida de Dios. Cada vida tiene su ley. La vida de nuestro cuerpo tiene su ley dentro de nuestro cuerpo. Lo que se conforma a su naturaleza, esta ley lo aprueba y lo acepta, y cualquier cosa que le sea contraria, se opone a ella y la rechaza. De igual manera, la vida de Dios en nuestro espíritu también tiene su ley. Pertenece al espíritu y reside en el espíritu; por lo tanto, su naturaleza es total y absolutamente espiritual. Si lo que somos y hacemos se conforma a su naturaleza espiritual, esta ley en nuestro espíritu lo aprueba y lo acepta; si no, esta ley se opone a esto y lo rechaza. Lo que aprueba y acepta sin duda alguna proviene del espíritu, porque solamente lo que procede del espíritu puede corresponder a su naturaleza espiritual. Por lo tanto, todo lo que somos y hacemos debe provenir del espíritu y estar en el espíritu; entonces la ley de vida en nuestro espíritu lo aprobará y lo aceptará.
Esta ley de vida en nuestro espíritu pertenece a la esfera de consciencia y tiene su propia consciencia. Lo que la ley aprueba y acepta o lo que la ley opone y rechaza se evidencia por su sentir y por lo que desea que nosotros sintamos. Si lo que somos y hacemos está en el espíritu y concuerda con la naturaleza del espíritu de vida en nosotros, esta ley nos hará sentir su aprobación y su aceptación; de otra manera, esta ley nos hará sentir su oposición y su rechazo. Así, por el sentir de esta ley, podemos saber si estamos viviendo en el espíritu y andando por el espíritu. Puesto que esta ley es la ley del espíritu de vida en nosotros, el sentir de esta ley es el sentir del espíritu de vida en nosotros; por lo tanto, el sentir de esta ley nos hace conocer el espíritu por dentro.
La ley es natural. Por lo tanto, el sentimiento que nos da es natural. Por ejemplo, cuando bebemos del vaso de jugo, naturalmente percibimos que es dulce porque una ley de la vida física en nuestro cuerpo por naturaleza nos hace percibirlo. En cuanto nuestros labios tocan el jugo, inmediatamente probamos la dulzura. Este sentido natural es la ley de vida que pertenece a nuestro cuerpo. Lo propio de esta ley es hacernos probar el sabor del jugo. La ley de vida en nuestro espíritu también es así. No es necesario que otros nos indiquen si lo que somos y hacemos como cristianos está en el espíritu o no, o si estamos ocupándonos del espíritu y agradando a Dios; por naturaleza la ley de vida en nuestro espíritu revelará nuestra situación al darnos cierto sentir. Este sentir natural, que nos proporciona esta ley de vida, es una función natural del espíritu de vida en nosotros. Por medio de este sentir, fácilmente podemos discernir si estamos viviendo en él o no.
La impresión que esta ley nos da no sólo es natural, sino que también hace de nosotros personas naturales. Cuanto más vivimos en el espíritu y más conformemos lo que somos y hacemos a la naturaleza del espíritu de vida dentro de nosotros, más naturales nos hará sentir esta ley de vida en nuestro espíritu. Si nosotros los cristianos no somos naturales, esto demuestra que tenemos algún problema y que no estamos viviendo en el espíritu. Puesto que el espíritu de vida que está en nosotros es una ley natural del espíritu, sólo cuando nuestra vida y nuestra obra concuerdan con su naturaleza espiritual, podremos sentirnos naturales por dentro. Cuando nos sentimos naturales por dentro, esto comprueba que estamos viviendo conforme a la ley de vida que está en nuestro espíritu. Este sentir natural dado a nosotros por esta ley de vida dentro de nosotros nos hace saber que estamos viviendo en el espíritu y andando conforme al espíritu. Así que, si seguimos la ley de vida en nuestro espíritu, o si seguimos la consciencia natural que la ley de vida nos da, esto significa que estamos siguiendo al espíritu de vida dentro de nosotros. En términos sencillos, seguir el sentir de la ley de vida en el espíritu es seguir al espíritu, porque el sentir de la ley de vida en el espíritu es el sentir del espíritu mismo.
(
Conocimiento de la vida, El, capítulo 7, por Witness Lee)