EL MISTERIO DE LA PIEDAD
En 1 Timoteo 3:16 se dice: “Grande es el misterio de la piedad”. El misterio de la piedad es el misterio de Dios que entra en el hombre y se une al hombre. Al mismo tiempo, este misterio es piadoso. La definición de la palabra traducida piadoso en el léxico bíblico es “como Dios, semejante a Dios”. Es un término bíblico que tiene que ver con el hecho de ser como Dios o semejante a Dios. Cuanto más expresamos la semejanza de Dios en nuestro vivir, más somos como Dios; cuanto más vivimos como Dios, más piadosos somos. Una persona piadosa es una persona que es como Dios. Por lo tanto, siempre que leamos acerca de la piedad en la Biblia, debemos tener la noción de ser como Dios. El misterio de Dios manifestado en la carne es el misterio de que el hombre sea semejante a Dios. El misterio de Dios que entra en Sus criaturas es el misterio de la piedad. Cuando no tenemos este misterio, no somos como Dios. Pero si tenemos el misterio de Dios manifestado en la carne y de los hombres de carne que se unen a Dios, entonces nosotros, hombres de carne, podemos ser como Dios. Esto es la piedad, y esto también es un misterio.
Si les decimos a las personas que tenemos a Dios en nosotros, ellas dirán que estamos locos, porque este asunto es un misterio demasiado grande. El mundo no conoce ni ve ni entiende esto. Dios hecho carne es un gran misterio. Cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra, Él era un misterio. En Su porte exterior, Él era un judío que creció en Nazaret, pero interiormente había una historia que aún no se había manifestado: aún había un misterio. Un día Él murió y entró en la muerte; fue en aquel entonces que el misterio fue manifestado. Después que resucitó y ascendió, Él, como Espíritu Santo, entró en nosotros, y de ese modo también llegamos a ser parte del misterio.
Cuando predicamos el evangelio, testificamos a las personas que tenemos un tesoro en nosotros, el cual aun la persona más noble del mundo no puede obtener (2 Co. 4:7). Cuando Jesús de Nazaret estuvo en la tierra, Él era un misterio entre los hombres. Hoy en día los cristianos también son un misterio entre los hombres, un misterio incomprensible para ellos. Cuando ellos nos ven partiendo el pan, cantando, alabando y orando juntos, dicen: “Estas personas están locas; ellas cantan y gritan, y dan gracias y ofrecen alabanzas. ¿Qué es lo que realmente han visto?”. Ellos no saben ni entienden lo que estamos haciendo. Éste es el misterio de Dios manifestado en la carne.
(Cómo administrar la iglesia, capítulo 1, por Witness Lee)