LOS MATERIALES CON QUE SE EDIFICA LA IGLESIA
En 1 Corintios 3:9 Pablo utiliza dos ejemplos para describir la iglesia: uno es la labranza de Dios, y el otro es el edificio de Dios, es decir, la morada edificada por Dios. Pablo dice que nosotros somos colaboradores de Dios, y como tales trabajamos junto con Dios para edificar la iglesia, la morada de Dios en la tierra. En el versículo 10 él dice: “Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como sabio arquitecto puse el fundamento”. El fundamento mencionado aquí es la misma roca mencionada en Mateo 16; es decir, el fundamento que ha sido puesto es la roca. El fundamento que Pablo puso es Jesucristo.
Al mismo tiempo, él también le encargó a cada hombre que mire cómo edifica sobre el fundamento. Esto indica que la obra de edificación es muy particular; unos edifican sobre el fundamento con oro, plata y piedras preciosas, mientras que otros edifican con madera, hierba y hojarasca (vs. 10-12). Lo que se menciona en Mateo 16 concuerda con lo dicho en 1 Corintios 3. La piedra en Mateo 16 es parte de las piedras preciosas mencionadas en 1 Corintios 3. El fundamento es Cristo, pero los únicos materiales que se pueden usar para sobreedificar son el oro, la plata y las piedras preciosas, no la madera, la hierba y la hojarasca.
Madera, hierba y hojarasca
Debemos entender las palabras madera, hierba y hojarasca figurativamente porque éstas son figuras con cierto significado. La madera, la hierba y la hojarasca son de la vida botánica, lo cual alude a lo natural. La madera, la hierba y la hojarasca crecen de manera natural y fácilmente se queman con el fuego; cuando son quemadas, se destruyen por completo. Cuando la madera es quemada, desaparece; cuando la hierba es quemada, desaparece; y cuando la hojarasca es quemada, también desaparece. Esto indica que la madera, la hierba y la hojarasca son naturales.
Según las figuras del Antiguo Testamento, la madera, la hierba y la hojarasca denotan la naturaleza del hombre. Por ejemplo, el Arca que estaba en el tabernáculo estaba hecha de madera de acacia recubierta de oro (Éx. 25:10-11). El oro representa la divinidad, mientras que la madera representa la humanidad. No obstante, la madera de acacia es de alta calidad, lo cual alude a la humanidad del Señor Jesús. En 1 Pedro 1:24, Isaías 40:6-7 y 51:12 vemos que toda carne es como hierba. Toda carne es madera, hierba y hojarasca porque crecen de la tierra, del barro, y son de la tierra, del mundo. Por lo tanto, estos tres elementos denotan nada menos que la naturaleza humana, la carne y el mundo. Todas estas cosas son naturales y no pueden soportar el fuego ni la prueba. Si edificamos la iglesia, servimos a la iglesia y laboramos en la iglesia con estas cosas, estaremos edificando la iglesia con la humanidad, la carne y el mundo. Si usamos madera, hierba y hojarasca como nuestros materiales, ellos no permanecerán cuando pasen por la prueba de fuego.
Oro, plata y piedras preciosas
En la Biblia, el oro, la plata y las piedras preciosas denotan cosas positivas; estos tres elementos no son naturales. Tanto el oro como la plata deben pasar por la obra depuradora del fuego, y las piedras preciosas son producidas al experimentar presiones bajo la tierra y la obra depuradora del fuego. Por consiguiente, estas tres cosas tienen una característica común: no se hallan en su forma natural u original. La madera, la hierba y la hojarasca están en su forma original, es decir, son naturales; pero el oro, la plata y las piedras preciosas han pasado por la obra depuradora del fuego y han experimentado las presiones en la tierra, por lo que ya no se hallan en su forma original, sino que han sido transformados. Podemos comparar esto al nombre de Simón que fue cambiado por Pedro. Es como el barro que es transformado en una piedra, y la piedra que es transformada en una piedra preciosa por medio de la obra depuradora del fuego.
Además, en la Biblia, el oro representa la divinidad, y la plata representa la redención. El Antiguo Testamento habla de la plata para la expiación (Éx. 30:15-16). Por lo tanto, figurativamente, la plata se refiere a la redención, y la redención se refiere a la cruz. La cruz no sólo nos redime, sino que también pone fin a la vieja creación; la cruz no sólo sirve para quitar los pecados, sino también para eliminar la vieja creación. En Apocalipsis 4:3 el aspecto de Aquel que está en el trono es semejante a una piedra preciosa; por consiguiente, las piedras preciosas representan la gloria de Dios, la apariencia de Dios. Cuando servimos y edificamos la iglesia, hacemos que las personas reciban la vida y la naturaleza de Dios; esto es el oro. También podemos llevarlos a conocer la obra redentora de Cristo y la cruz, y a experimentar la cruz que pone fin a sus pecados y a la vieja creación; esto es la plata. Como resultado de la operación de estos dos aspectos en ellos, ellos serán como Dios en semejanza; éste es el significado de la piedra preciosa.
Por lo tanto, el oro representa la naturaleza de Dios, la plata representa la obra redentora de la cruz, y las piedras preciosas representan la gloriosa imagen de Dios. ¿Cómo podemos laborar en la iglesia y edificar la iglesia con oro, plata y piedras preciosas? Necesitamos impartir la vida de Dios en los demás, de modo que obtengan la vida y la naturaleza de Dios; esto es el oro. Luego debemos llevarlos a experimentar la cruz para que sus pecados y la vieja creación sean eliminados; esto es la plata. Después que hayan experimentado estos dos puntos, manifestarán la imagen de Dios en su vivir; esto es la piedra preciosa. Si continuamente servimos y laboramos de esta manera en la iglesia, estaremos haciendo la obra de Dios, y estaremos edificando la iglesia de Dios con oro, plata y piedras preciosas. De lo contrario, estaremos haciendo algo que es natural, de la carne y del mundo, lo cual no es otra cosa que madera, hierba y hojarasca.
Debemos servir y edificar la iglesia con oro, plata y piedras preciosas. Debemos impartir la vida de Dios en los demás y guiarlos a experimentar la cruz para que puedan expresar la gloriosa imagen de Cristo en su vivir. Esto es el significado del oro, la plata y las piedras preciosas. Aparte de estas tres cosas, todo es natural, de la carne y del mundo, lo cual es madera, hierba y hojarasca.
En Mateo 16 vemos que Pedro llega a ser una piedra preciosa, la cual en 2 Corintios 3, brilla, resplandece y está llena de gloria. En 2 Corintios 3:18 se nos dice: “Nosotros todos, a cara descubierta mirando y reflejando como un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Señor Espíritu”. Cuando experimentamos Mateo 16 al recibir la revelación, el barro es transformado en una piedra. Sin embargo, el Espíritu Santo aún necesita llevar a cabo una obra de transformación en nosotros hasta que seamos transformados en la misma imagen de gloria en gloria; entonces seremos piedras preciosas.
Como colaboradores de Dios que somos, estamos edificando la iglesia de Dios sobre el fundamento que ha sido puesto, un fundamento único en su género: Cristo. Debemos mirar cómo edificamos sobre dicho fundamento, sobreedificando con oro, plata y piedras preciosas. En la administración de la iglesia, todos nuestros métodos o técnicas serán madera, hierba y hojarasca a menos que veamos esto. Quiera Dios abrir nuestros ojos para ver que la edificación de la iglesia no tiene que ver con un método o técnica particular, sino con el material que usamos. No se trata de cómo laboramos, sino del material que usamos en nuestra obra. Sólo podremos producir la gloriosa imagen de Cristo en las personas si usamos a Cristo, la vida de Dios y la cruz.
El Espíritu Santo inspiró las Escrituras, ¡y esta inspiración es muy grande y maravillosa! La Biblia no menciona primero las piedras preciosas ni la plata, sino el oro. La secuencia de oro, plata y piedras preciosas muestra que en nuestra obra y servicio en la iglesia lo primero que debemos hacer es ayudarles a las personas a que reciban la vida de Dios y sean regeneradas. Luego, debemos llevarlas a experimentar y conocer la cruz de Cristo, a fin de que sean producidas las piedras preciosas. En otras palabras, esta secuencia está relacionada con la impartición de la vida de Dios en los demás para que obtengan el oro de la vida y naturaleza de Dios. Después de esto, debemos llevarlas a conocer la cruz de Cristo y mostrarles que todos los problemas fueron resueltos mediante la obra redentora de la cruz. El pecado, el viejo hombre y el mundo fueron aniquilados por la cruz. Cuanto más una persona tenga esta clase de experiencia, más tendrá el elemento de la piedra preciosa en él y más exhibirá la gloriosa imagen de Dios.
Pedro no se olvidó de las palabras que el Señor le dijo en Mateo 16. En 1 Pedro 2:5 él dice: “Vosotros también, como piedras vivas, sois edificados como casa espiritual”. Esto muestra que él entendió las palabras del Señor. En Romanos 9, Pablo compara al hombre con un trozo de barro, y en 1 Corintios 3, compara a los creyentes con piedras preciosas. Los versículos del 14 al 15 dicen que toda obra hecha con madera, hierba y hojarasca será consumida, y únicamente la edificación que sea hecha con oro, plata y piedras preciosas permanecerá. Luego, el versículo 16 añade: “¿No sabéis que sois templo de Dios?”. Esto no se refiere a un individuo, sino a una entidad corporativa: la iglesia. Por lo tanto, estas piedras preciosas son piedras en el templo, y estas piedras son indudablemente aquellos que han recibido a Cristo y han sido transformados.
En Romanos 9 Pablo dice que el hombre natural es un trozo de barro, y en 1 Corintios 3 dice que los creyentes, quienes en otro tiempo eran personas naturales, son piedras preciosas. ¿Será que Pablo olvidó lo que dijo en Romanos 9 cuando escribió 1 Corintios 3? Pablo no se olvidó de ello, ni tampoco Pedro. Es por eso que Pedro dijo que los creyentes son piedras vivas, que son edificados como casa espiritual, la cual es la iglesia. ¿Podemos edificar la iglesia con doctrinas o métodos? No; debemos edificarla con Cristo y la cruz. Debemos conducir a las personas a recibir la vida de Dios y vivir conforme a la cruz. Esto redundará no sólo en oro y plata, sino también en la imagen de Dios: las piedras preciosas gloriosas.
(
Cómo administrar la iglesia, capítulo 7, por Witness Lee)