Cómo administrar la iglesia, por Witness Lee

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PRESTAR ATENCIÓN AL MATERIAL QUE USAMOS EN NUESTRO SERVICIO Y PREDICAR ÚNICAMENTE A CRISTO

Nuestro servicio en la iglesia consiste en llevar a los hermanos y hermanas a que conozcan al Hijo de Dios con miras a que Cristo aumente en ellos, y a que finalmente lleguen a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. A fin de alcanzar esta meta, debemos prestar atención al material que usamos. El material que usamos a fin de ayudar a las personas a que conozcan al Hijo de Dios y alcancen la medida de la estatura de la plenitud de Cristo es un asunto muy crucial. Por ejemplo, al hacer una silla, debemos prestar atención al material que usamos, además de saber las dimensiones y la calidad. El material que usamos debe ser el Hijo de Dios, Cristo. Podemos hacer que los santos conozcan al Hijo de Dios únicamente al usar al Hijo de Dios como el material; y podemos hacer que Cristo crezca en los santos únicamente al usar a Cristo como el material. Nuestra predicación por sí sola no necesariamente logrará que los santos conozcan al Hijo de Dios. A fin de que los santos conozcan al Hijo de Dios, debemos usar al Hijo de Dios como el material; y a fin de que Cristo aumente en los santos, debemos usar a Cristo como el material.

Si predicamos la Biblia con las enseñanzas de Confucio y Mencio, ¿podríamos hacer que las personas conozcan al Hijo de Dios o que Cristo sea aumentado en ellos? Únicamente podremos hacer que las personas conozcan al Hijo de Dios cuando nuestra predicación y nuestras palabras y elocuencia sean el Hijo de Dios. Al respecto, no debemos ser descuidados; al contrario, debemos adherirnos firmemente a este asunto. Una hermana me dijo una vez que yo debía dar mensajes que digan que los esposos deben amar a sus esposas y que las esposas deben estar sujetas a sus maridos, porque ella pensaba que sería difícil que las personas vinieran a la iglesia sin ese tipo de mensajes. Les digo con franqueza que si diera mensajes sobre honrar a los padres, sujetarse a los esposos y amar a las esposas, yo podría conmover a muchos al punto de hacerlos derramar lágrimas. Sin embargo, no he sido enviado para dar este tipo de mensaje ni para reformar la ética de las personas. Tales mensajes no hacen que las personas obtengan más de Cristo. Yo no soy un servidor de la ética; soy un esclavo de Cristo.

Alguien también me escribió de forma anónima y me pidió que hablara acerca del cielo y del infierno. En realidad, es mucho más fácil hablar del cielo y del infierno que de Cristo y la cruz. Yo podría hablarles del infierno por ocho o diez días y acerca del cielo por otros ocho o diez días. Podría infundir un gran temor en las personas al hablar acerca del infierno y despertar un profundo anhelo al hablar acerca del cielo. Sin embargo, no he sido enviado para hablar acerca del cielo y del infierno; antes bien, he visto al Señor de gloria y he sido enviado por Él. Estoy lleno de Él, y todos mis sentimientos profundos son para Él.

(Cómo administrar la iglesia, capítulo 4, por Witness Lee)