Cómo administrar la iglesia, por Witness Lee

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LAS PERSONAS DOTADAS NO REEMPLAZAN A LOS SANTOS EN EL SERVICIO

Quienes verdaderamente han sido llamados a laborar para el Señor no deben reemplazar a los santos en el servicio. Ellos sólo deben perfeccionar a los santos, no reemplazarlos. Todos los ancianos y diáconos deben servir a Dios directamente; no deben servir de una manera que sean reemplazados por otros, sino que deben edificar el Cuerpo de Cristo directamente. Los que son obreros, las personas dotadas, realizan la obra de perfeccionar a los ancianos, a los diáconos y a los santos, a fin de que todos éstos aprendan a servir, cada uno realizando la obra del ministerio para la edificación del Cuerpo de Cristo. Con respecto a la edificación del Cuerpo de Cristo, la obra que realizan las personas dotadas no es directa sino indirecta; quienes edifican el Cuerpo de Cristo directamente son los ancianos, los diáconos y los santos, lo cual da por resultado que el Cuerpo se edifique a sí mismo en amor (v. 16). Este pasaje de Efesios, que empieza en 4:11, no termina sino hasta el final del versículo 16. Esto implica que el significado que nos comunica este pasaje no está completo sino hasta el final del versículo 16.

Cuando los colaboradores son enviados a laborar en diferentes lugares, ellos deben saber que el servicio que se ofrece a Dios en la iglesia es responsabilidad de los santos. Los colaboradores son enviados por Dios para realizar la obra de perfeccionamiento, a fin de que los santos sean capacitados para servir y estén dispuestos a hacerlo. Esto hará que su servicio tenga peso en relación con la edificación del Cuerpo de Cristo y, al final, hará que el Cuerpo se edifique a sí mismo en amor. Los apóstoles, profetas, evangelistas, y pastores y maestros no edifican el Cuerpo de Cristo directamente; el Cuerpo se edifica a sí mismo en amor de una manera directa.

Cuando cierta iglesia desea avanzar, los santos de dicha localidad podrían pedirles a algunos colaboradores que vengan a ayudarlos. Sin embargo, en lo profundo todos debemos entender claramente que los colaboradores no deben ser sustitutos de los servidores; al contrario, ellos deben perfeccionar a los santos para el servicio. Esto es muy determinante. Todos aquellos que son bendecidos y tienen la posición de obreros deben entender que no pueden ni deben reemplazar a los santos en el servicio a Dios. Servir a Dios es la responsabilidad de los santos; los obreros llamados por el Señor deben enseñar y perfeccionar a los santos para que los que no saben servir aprendan a servir, para que los que no están dispuestos a servir estén dispuestos a servir, y para que los que no participan en el servicio tomen parte en el servicio. Después que las personas dotadas realicen esta obra, el servicio de la iglesia en dicha localidad será responsabilidad de los santos; los santos mismos deben ser quienes edifican la iglesia en su localidad.

Todos debemos entender claramente que quienes administran la iglesia y sirven en la iglesia son los ancianos y los diáconos. Ellos no deben esperar que los colaboradores sirvan en su lugar. Por ejemplo, si el centro de la obra se encuentra en el sur de Taiwán y varios colaboradores van allí a ayudar, los hermanos del sur no deben pensar que ahora pueden relajarse porque algunos vienen a llevar la carga. Si ésa es nuestra expectativa, eso muestra que no sabemos lo que significa administrar la iglesia. En el verano de 1946 yo fui al sur de la provincia de Kiangsu. La primera vez que ministré la palabra en Nanking, les dejé muy claro a los hermanos que ellos no debían pensar que quedaban exonerados de llevar cualquier carga por el hecho de que yo estaba allí. Les dije que ya había venido para poner muchas cargas sobre sus hombros, y que cuanto más laborara yo, más aumentarían sus cargas. Yo había sido enviado no para llevar la carga por los hermanos ni para aliviar su carga, sino más bien para darles más cargas.

Los ancianos y los diáconos no deben pensar que sus cargas pueden ser puestas sobre los hombros de los colaboradores que vienen a estar entre ellos. Si la carga que está en la iglesia en Kaohsiung pesa ciento seis libras, la carga debe aumentar a ciento sesenta libras después que los colaboradores vayan y estén allí por dos meses. Si no es así, aún no tenemos claro cuál es nuestra manera de proceder. Debemos entender claramente que los que sirven directamente a la iglesia son los santos que están en la iglesia, que incluye a los ancianos y los diáconos. Las personas dotadas, cuando son enviadas a diferentes iglesias, no deben servir en reemplazo de los santos; más bien, deben perfeccionar a los santos para que sirvan, de modo que todos realicen la obra del ministerio y edifiquen el Cuerpo de Cristo directamente. La edificación del Cuerpo de Cristo ciertamente incluye la labor que realizan las personas dotadas, pero más importante que eso, se efectúa directamente mediante la obra de edificación que realizan los santos. Nunca debemos pensar que los obreros pueden servir en reemplazo de los santos locales.

En la iglesia, los ancianos deben hacer lo que corresponde a los ancianos, y los diáconos deben hacer lo que corresponde a los diáconos; los colaboradores nunca deben servir en reemplazo de los ancianos y los diáconos. Los colaboradores son enviados únicamente para perfeccionar a los ancianos, a los diáconos y a los santos para que ellos se levanten a servir. Si hemos sido enviados para perfeccionar a otros para el servicio, únicamente debemos perfeccionarlos y jamás reemplazarlos. Asimismo, si nosotros somos ancianos o diáconos, nunca debemos esperar que los obreros nos reemplacen en el servicio; al contrario, debemos ser perfeccionados para que podamos levantarnos a servir. Todos debemos tener muy claro este asunto y adherirnos firmemente a este principio.

(Cómo administrar la iglesia, capítulo 3, por Witness Lee)