LA ESTRATEGIA DE NUESTRA OBRA
La obra, especialmente en Asia del Este, debería concentrarse principalmente en las ciudades grandes. No deberíamos esparcirnos a los lugares más pequeños. Nuestra comisión de parte del Señor consiste en recobrar el testimonio de las iglesias locales en esta era. No se nos ha comisionado un ministerio de estudiar la Biblia, un ministerio de edificar a las personas por causa de la espiritualidad o un ministerio de predicar el evangelio o de hacer una obra de evangelismo en el extranjero. La comisión que hemos recibido de parte del Señor consiste en recobrar el testimonio de las iglesias locales. Tenemos que preparar un testimonio fuerte y resplandeciente de las iglesias locales con un gran número de creyentes. Tal testimonio le permitirá al Señor tener más vías por Sus intereses.
Sin embargo, no debemos menospreciar a otros cristianos que estén involucrados en otros emprendimientos; más bien, los deberíamos respetar. Que ellos estén o no dispuestos a recibir el terreno de la iglesia no es un problema. Es la gracia del Señor que algunos creyentes deseen predicar el evangelio entre los aborígenes. Es correcto que ellos vayan. Algunos creyentes sienten la carga de predicar el evangelio en el extranjero, otros desean edificar grupos para estudios bíblicos y otros sienten carga por el crecimiento en vida. Estas actividades no están en oposición a la comisión que hemos recibido de parte del Señor. Otros creyentes pueden llevar a cabo sus respectivas comisiones, pero nuestra comisión es edificar la vida de iglesia en cada localidad. Este testimonio no es fácil de producir, y el Señor no nos comisionó que hiciéramos cualquier otra obra. Por tanto, tenemos que enfocar nuestra energía en los lugares grandes y céntricos. De esta forma ganaremos muchas personas y el testimonio será resplandeciente. La obra debe centrarse en lugares centrales.
También necesitamos obrar con los estudiantes, y los colaboradores que se han manifestado en la obra deberían ir al extranjero. No obstante, esto no significa que ellos se deberían mudar al exterior y no regresar. Mientras los colaboradores estén en Taiwán, deberían ayudar en las iglesias locales más grandes. Cada año ellos deberían pasar nueve meses en Taiwán y tres meses en el exterior. Al menos una docena de colaboradores debería poder ir al extranjero. Algunos podrían pasar más tiempo en el exterior, quizás medio año. Ellos serán capaces de obrar en coordinación con las iglesias locales dentro del país y en el extranjero con miras a la propagación del testimonio del Señor al adiestrar y producir santos útiles.
(Pastorear a la iglesia y perfeccionar a los jóvenes, capítulo 5, por Witness Lee)