Pastorear a la iglesia y perfeccionar a los jóvenes, por Witness Lee

Más extractos de este título...

NO TENER PREJUICIOS PARA CON OTROS BASADOS EN NUESTRA MANERA DE SER

Además, no debemos permitir que nuestra manera de ser nos haga tener prejuicios para con otros. Esto es un problema que causa mucho daño. Es un gran problema que a un colaborador le agrade una clase de santo pero le desagrade otra clase de santo. No nos debería agradar o desagradar nadie. Tenemos que trascender nuestros sentimientos personales, y tenemos que pasar tiempo para observar a los santos. Está mal que nos agrade un santo que corresponda con nuestra manera de ser. Si no me agradan las personas que hablan mucho, fácilmente me puede agradar un santo que no hable mucho, sea que él ejerza su función o no. Sin embargo, es posible que haya un santo locuaz que no corresponde con mi manera de ser, pero cuya función ha sido manifestada. ¿Con cuál santo debería invertir mi tiempo a fin de perfeccionarlo? Debería perfeccionarlos a ambos. Uno de los colaboradores muchas veces decía que no había nadie que él podía perfeccionar. Realmente, hay santos en quienes él puede laborar, pero ellos sencillamente no son conformes a su manera de ser. Él piensa que ellos no están calificados; por tanto, los deja a un lado y no desea perfeccionarlos. Éste es un problema básico que existe entre los colaboradores.

Perfeccionar a los santos y producir santos útiles es responsabilidad tanto de los colaboradores como de los ancianos. Los colaboradores, los ancianos y los hermanos responsables en los distritos, junto con los demás santos que sirven, no deben temer a los problemas o las dificultades inherentes al perfeccionamiento de los santos. Ellos también tienen que trascender sus sentimientos al enseñar y adaptarse a los santos. Si no tenemos tal espíritu, no podemos hacer nada. Es erróneo pensar que nadie es útil. Donde sea que estemos, debemos obrar al grado que incluso los santos que aparentan no tener capacidad alguna lleguen a ser útiles. Debemos hacer uso de toda clase de material; tenemos que perfeccionar a los santos. Tenemos que coordinar, utilizar las circunstancias y producir santos útiles.

En algunos lugares los colaboradores y los ancianos son aptos, pero obran como si los santos no pudiesen ser perfeccionados. Esto es un gran problema. No debemos permitir que tal situación continúe. Deberíamos permitir que los santos sirvan. Algunos de estos santos incluso harán un mejor trabajo que lo que nosotros hemos hecho. Es intolerable retener a los santos. En particular, los colaboradores y los ancianos nunca deberían ser tan descuidados como para retener a los santos. Aun si nosotros somos aptos, deberíamos adiestrar a otros y no retenerlos. En la obra y en la iglesia, no se nos mide en base a si somos capaces o no; se nos mide en base a cuántos santos útiles somos capaces de producir. La norma del éxito no depende de nuestra habilidad para hacer cierta cosa. La norma se determina por cuántos santos útiles podemos producir. Mi habilidad para servir no es la norma; la norma consiste en si yo puedo perfeccionar a otro santo para que haga un mejor trabajo que yo. Esto requiere que aprendamos nuestras lecciones.

La obra y la iglesia progresan muy lentamente debido a que no servimos con los santos a fin de enseñarles. Además, rara vez coordinamos con otros. Aquellos que tienen alguna capacidad son pasivos, y ceden el paso a otros. La posición de los ancianos de mayor edad y los colaboradores no es el asunto importante. Nuestro concepto tiene que cambiar, y el sistema tiene que cambiar. Los ancianos de mayor edad continuarán sirviendo como ancianos, pero ellos no deberían limitar ni obstaculizar a los otros santos. Además, los santos de mediana edad deberían ser introducidos en el ancianato para que ayuden a los ancianos de mayor edad. Esto sería muy bueno. No debemos conservar las cosas en nuestras manos. Tenemos que estar dispuestos a entregar las cosas a otros santos y enseñarles. Entonces, aquellos que son más jóvenes serán levantados por el Señor para ser útiles. Respecto a este punto, nuestro concepto tiene que cambiar y nuestro sistema tiene que cambiar. Esto no es simplemente un asunto de tener una nueva manera de hacer las cosas. Es por completo una cuestión de cambiar nuestro concepto. Cuando tanto los colaboradores como los ancianos comiencen a perfeccionar a los santos, nuestra coordinación llegará a ser efectiva. Que el Señor tenga misericordia de nosotros.

(Pastorear a la iglesia y perfeccionar a los jóvenes, capítulo 3, por Witness Lee)