NO RESERVAR NADA
AL PERFECCIONAR A OTROS
Nuestra obra para el Señor consiste en enseñar y perfeccionar a otros, así que debemos experimentar un cambio en nuestro concepto. Cuando enseñamos a otros, no reservamos lo que conocemos. Más bien, hacemos todo lo posible por impartir en otros todo lo que conocemos. No tenemos secretos que guardamos de los santos por temor a que ellos sobresalgan en el servicio y lleguen a ser mejores que nosotros.
En los asuntos espirituales tenemos que dar a otros y no reservar nada para nosotros mismos. El principio espiritual es que quienes más dan, más obtienen. Lucas 6:38 dice: “Dad, y se os dará”. Es necesario que el agua fluya de un tubo antes de que más agua pueda entrar en él. La cantidad de agua que fluye hacia él queda determinada por la cantidad de agua que sale del mismo. No deberíamos decir que si les damos a otros, no nos quedará nada. Cuanto más nos esforcemos por dar a otros, más se nos dará.
(Pastorear a la iglesia y perfeccionar a los jóvenes, capítulo 5, por Witness Lee)