Verdad, la vida, la iglesia y el evangelio las cuatro grandes columnas del recobro del Señor, La, por Witness Lee

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APRENDER A CONOCER LOS MISTERIOS DE LA VERDAD

Los puntos que acabamos de mencionar muestran los diferentes aspectos de la verdad, mas no los misterios de la verdad en su totalidad. ¿Cuáles son los misterios de la verdad en la Biblia? ¿Cuál es el misterio central de la Biblia? En breve, en la Palabra Santa de Dios hay un misterio central. Este misterio central es que el Dios Triuno desea impartirse a Sí mismo en el hombre. Nuestro Dios es el Dios Triuno, y Él desea impartirse en Sus escogidos como la vida y el todo para ellos. Éste es el meollo, lo más esencial, del misterio que está en la Biblia.

Dios creó al hombre a Su imagen con el propósito de impartirse en él

Lamentablemente, entre los que leen la Biblia, hay muchos que no captan ni pueden captar este hecho. Por ejemplo, cuando leen Génesis 1, todos ven que Dios creó los cielos y la tierra, que Él después creó todos los seres vivientes, y que al final creó al hombre. No obstante, no ven que el propósito que Dios tuvo al crear al hombre era para que Él pudiera impartirse en el hombre. Al leer, quizás se den cuenta de que Dios creó al hombre a Su imagen, pero no entienden en absoluto por qué Dios creó al hombre a Su imagen.

Dios creó al hombre a Su propia imagen a fin de poder depositarse en el hombre. Romanos 9 dice que Dios hizo al hombre para que fuera un vaso (v. 23). Un vaso es un recipiente hecho para contener algo. Por ejemplo, para contener un objeto redondo, hay que hacer un vaso para objetos redondos; y para contener un objeto cuadrado, hay que hacer un recipiente para objetos cuadrados. Un vaso es hecho con la misma forma del objeto que debe contener. La mano tiene cinco dedos; por lo tanto, para poder meter la mano en un guante, éste debe poseer la semejanza de los cinco dedos de la mano. Así que, en el momento de hacer un guante, se hace con cinco dedos para que algún día una mano pueda entrar en él. De la misma manera, nosotros somos “guantes“ creados para contener a Dios. La razón por la cual fuimos creados a la imagen y semejanza de Dios fue para que un día Dios pudiera ser puesto en nosotros.

Dios creó al hombre con un espíritu a fin de que pudiera contactarlo y recibirlo

Más aún, Génesis 2 continúa mostrándonos que cuando Dios creó al hombre sopló en su nariz aliento de vida, y este aliento de vida llegó a ser el espíritu del hombre (v. 7; Job 32:8). Después de leer esto, muchas personas no entienden por qué Dios creó al hombre con un espíritu. Sin embargo, poco a poco pudimos ver a través de los libros de la Biblia que el espíritu humano fue hecho para contactar y contener a Dios. Por ejemplo, todos tenemos un estómago. El estómago es lo que contiene el alimento. El cuerpo del hombre requiere alimento para nutrirse, sin embargo, para que el alimento pueda ser depositado en el hombre se necesita un recipiente. Por esta razón, Dios creó al hombre con un estómago. El estómago retiene el alimento que ha sido ingerido, y luego, mediante un proceso metabólico los nutrientes son llevados por el torrente sanguíneo y se convierten en los elementos que posee el hombre.

El Señor Jesús dijo que Él es el pan de vida y que el que le come vivirá por causa del Él (Jn. 6:48, 57). Al igual que los judíos de aquel entonces, muchos cristianos se quedan perplejos cuando leen este pasaje de la Palabra, pues no tienen la menor idea de lo que el Señor quería decir. Cuando recién fui salvo leí este pasaje de la Palabra y me pregunté: “Después de que comemos al Señor como el pan de vida, ¿en qué parte de nuestro ser está Él?”. Por supuesto, no estaría en el estómago. Les hice esta pregunta a diferentes personas pero no pudieron explicármelo. Unos me dijeron que el hecho de que el Señor sea el pan de vida tiene que ver con la palabra escrita de la Biblia y que comer al Señor es leer y recibir Su palabra escrita. Así que, hice lo posible para retener la palabra escrita del Señor en mi mente. Sin embargo, no sentí que hubiera comido el pan de vida; al contrario, cuanto más leía, más perplejo estaba. Anteriormente, no sabía de qué trataba la Biblia; pero después de leerla y tratar de entenderla con mi mente, adquirí conocimiento pero no sentía que hubiera recibido ningún suministro en mi ser. Por lo tanto, aun después de muchos años no sabía lo que significaba comer al Señor.

Un día leí donde Pablo le dice a Timoteo: “El Señor esté con tu espíritu” (2 Ti. 4:22). Al principio no entendí qué quería decir que el Señor estuviera con mi espíritu. En primer lugar, me preguntaba cómo el Señor podía estar con mi espíritu, ya que Él está en el cielo. En segundo lugar, no entendía qué cosa era mi espíritu. Sabía que tenía estómago e intestinos en mi cuerpo y que tenía un cerebro en mi cabeza, pero no sabía lo que era mi espíritu. Así que, no podía entender. Después leí lo que el Señor dijo: “Las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida” (Jn. 6:63), y tampoco podía entender cómo las palabras podían llegar a ser espíritu. Luego leí el capítulo 3 de Juan donde el Señor le dijo a Nicodemo: “El que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. Puesto que Nicodemo pensaba que nacer de nuevo era regresar al vientre de su madre, dijo: “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?”. El Señor le respondió que nacer de nuevo era nacer del agua y del Espíritu, porque lo que es nacido del Espíritu, espíritu es (vs. 3-6). Cuanto más leía, más desconcertado me quedaba. Cuando el Espíritu entró en mi espíritu, fui regenerado. Pero ¿dónde esta mi espíritu? ¿Qué es mi espíritu? Después de leer aquellos versículos, quedé completamente confundido sin saber de qué hablaban.

(Verdad, la vida, la iglesia y el evangelio las cuatro grandes columnas del recobro del Señor, La, capítulo 4, por Witness Lee)