LA IGLESIA ES UN HUERTO
EN EL QUE ABUNDAN LAS FUNCIONES ORGÁNICAS
La iglesia es semejante a un huerto. Así como dijo Pablo, nuestra obra en la iglesia consiste en plantar y regar, pero el crecimiento únicamente lo da Dios (1 Co. 3:6-7). Además, la iglesia no es una organización, sino un organismo vivo. No se puede comparar la condición que una iglesia en cierta localidad haya tenido en el pasado con la que pueda tener hoy, puesto que la iglesia es un organismo que desempeña funciones orgánicas y que posee la capacidad de crecer.
¿Qué significa desempeñar una función orgánica? Supongamos que aquí hubiera una mesa, una silla y una taza sobre la mesa. Ninguna de estas tres cosas realizaría jamás una función orgánica; sino que en vez de ello, permanecerían en el mismo lugar después de año, después de tres años o incluso después de diez años. Nada crecería en ellos; todo lo contrario, se verían cada vez más sucias, más viejas, más descoloridas y menos atractivas. Esto se debe a que la mesa, la silla y la taza no realizan ninguna función orgánica. Sin embargo, supongamos que tuviéramos un huerto en que se han plantado tres plantitas tiernas. Al principio estas plantitas pueden parecer muy pequeñas y feas, ya casi marchitas, pero, después de recibir sol y lluvia, estas tiernas plantas de árboles frutales empiezan a crecer y con el tiempo producen fruto. Ésta es la función orgánica inherente a los árboles frutales.
Por lo general, las funciones orgánicas necesitan desarrollarse. Los plantas tiernas tal vez no se distingan mucho durante los primeros dos años, pero en el tercer año se hará manifiesto lo que son. Así, las plantas tiernas de árboles frutales que en un principio eran feas y pequeñas, crecen convirtiéndose en árboles altos y frondosos, y que empiezan a dar fruto. Aunque inicialmente parecía que los plantas tiernas estaban a punto de morir, finalmente se convierten en árboles vivos y exuberantes. Es posible que al principio las plantitas no produjeran ni una hoja, pero después producen muchas hojas. Ver este cuadro nos colma de gozo. La razón de nuestro gozo es que la manifestación de las funciones orgánicas nos llena de esperanza.
(Verdad, la vida, la iglesia y el evangelio las cuatro grandes columnas del recobro del Señor, La, capítulo 2, por Witness Lee)