Verdad, la vida, la iglesia y el evangelio las cuatro grandes columnas del recobro del Señor, La, por Witness Lee

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TODA LA TIERRA NECESITA EL EVANGELIO Y LA VERDAD

Pablo dijo que había sido enviado no sólo a predicar el evangelio, sino también a enseñar la verdad (1 Ti. 2:7; 2 Ti. 1:11). Esto indica que no basta con solamente predicar el evangelio, sino que también debemos enseñar la verdad. El énfasis principal en la Biblia es el evangelio y la verdad. El evangelio es Dios mismo, y la verdad es también Dios mismo. Debemos estudiar la Biblia a fondo hasta que podamos ver que el evangelio es Dios mismo y que la verdad también es Dios mismo. El evangelio no es solamente cierta clase de mensaje, sino que es Dios mismo; y la verdad no es cierta clase de doctrina, sino que es Dios mismo.

Debemos comprender que lo que toda la tierra necesita hoy es el evangelio y la verdad. La Biblia terminó de escribirse hace dos mil años y fue dada a la iglesia. Lamentablemente, debido a la degradación de la iglesia, la luz del evangelio se desvaneció y la luz de la verdad se hizo tenue. La historia de la iglesia nos muestra que después de que murieron todos los apóstoles, la luz del evangelio y la luz de la verdad fueron mermando poco a poco hasta que se perdió por completo en el siglo VII, por un periodo de diez siglos. A este periodo se le conoce en la historia mundial como la Edad de las tinieblas, o el oscurantismo. Luego vino la época de la Reforma durante la cual la obra principal de los reformadores consistió en divulgar las verdades de la Biblia. Desde entonces, la luz de la verdad empezó a intensificarse cada vez más como el sol cuando se levanta al amanecer en el oriente. Paulatinamente fue pasando la larga noche, y un rayo matutino del sol empezó a brillar. Aunque la luz en aquel entonces era aun muy tenue, empezó a brillar más y más. Podríamos decir que, en la actualidad, la luz del evangelio y la verdad es tan brillante y plena como el sol del medio día.

Sin embargo, la mayor parte de la luz del evangelio y la verdad ha sido divulgada únicamente entre los que conformamos el recobro del Señor. Fuera de las publicaciones en el recobro del Señor, la luz más reciente que uno puede encontrar es la que fue divulgada a mediados del siglo XIX. Podría decirse que la luz hallada en las publicaciones del cristianismo ha sido extremadamente escasa durante el pasado siglo y medio. Como resultado, la teología que se enseña hoy en todos los países presenta la luz de la verdad únicamente hasta lo que fue dado hace ciento cincuenta años. En cambio, en el recobro del Señor, la luz de la verdad está al día.

Hace trescientos años las Filipinas estaba ocupada por los españoles. España era un país católico. Pese a que cinco siglos atrás la Reforma trajo la luz de la verdad, esto no tuvo mucho efecto en la naturaleza básica del catolicismo. Por esta razón, cuando los españoles vinieron a las Filipinas, en lugar de traer las verdades recobradas durante la Reforma, trajeron la vieja teología católica del obscurantismo. Y valiéndose de su poder político, difundieron el catolicismo a todas las Filipinas.

Hace treinta años, cuando vine por primera vez a las Filipinas, pasé algún tiempo observando la situación del catolicismo. Asistí a lo que llaman la “Catedral de Jesús el nazareno negro”. Allí se encontraba una estatua de este “Jesús negro de Nazaret” y noté que tenía los dedos de los pies muy desgastados por haber sido tocado tantas veces por los católicos. Al ver esto, sacudí la cabeza y suspiré, pensando: “Oh pobre gente, ¿cómo puede estar tan engañada?”. Sentí aborrecimiento por esa situación tan supersticiosa. Un día vi a mucha gente clamando y gritando en las calles, y les pregunté a los hermanos qué estaba sucediendo. Me dijeron: “Esa gente se está arrepintiendo por haber robado y hurtado a otros. Sin embargo, después de haberse arrepentido hoy, mañana volverán a robar y a hurtar”. Al oír esto, en mi corazón me sentí muy triste, pues aquello era absolutamente contrario al evangelio y a la verdad.

Esta situación no es así sólo en las Filipinas, sino que el catolicismo en Sudamérica también se halla en la misma condición. Llevo viviendo más de veinte años en los Estados Unidos, y después de observar la situación he descubierto que los estadounidenses son igualmente supersticiosos. Esto prueba muy claramente que lo que toda la tierra necesita hoy es la luz del evangelio y la luz de la verdad. Sin importar cuál sea su raza o nacionalidad, la gente necesita el evangelio y la verdad puros y elevados.

(Verdad, la vida, la iglesia y el evangelio las cuatro grandes columnas del recobro del Señor, La, capítulo 3, por Witness Lee)