LLEVAR FRUTO Y ALIMENTAR A LOS CORDEROS
HACE QUE LA IGLESIA CREZCA Y SE MULTIPLIQUE
Mientras cumplimos con la obligación de alimentar y cuidar a los corderos, nos daremos cuenta de que nuestro conocimiento de la verdad es muy deficiente y que necesitamos aprender más y que debemos ser más equipados. Al mismo tiempo, así como los padres, al cuidar de sus hijos, se percatan de su incapacidad y se ven obligados a aprender más y a practicar más, así también nosotros nos daremos cuenta de que nuestra experiencia de Cristo es inadecuada y que, por tanto, debemos procurar una experiencia más profunda de Cristo. Sólo esto causará el crecimiento de toda la iglesia.
No es mi intención criticar a nadie, pero es un hecho que los santos de más edad son más propensos de sentirse atraídos hacia las cosas viejas. Todos los santos de más edad tienen que percatarse de que la situación actual es muy diferente de como eran las cosas hace veinte años, y es completamente diferente de como eran las cosas hace medio siglo. Por consiguiente, no se queden hablando de cómo era la situación de la iglesia en 1934 o en 1964. No debemos confinarnos a seguir con las mismas prácticas viejas y tradicionales; en vez de ello, debemos seguir adelante y llevar fruto. El recobro del Señor en las Filipinas ya tiene una historia de veinte o treinta años, pero el número de santos es menos de diez mil, que viene siendo apenas el 0.02% de la población total. Sin incluir el sur de las Filipinas, tenemos menos de mil santos en toda el área metropolitana de Manila. Esta condición no es una gloria para nosotros, sino más bien, una vergüenza. No digan que ésta es la responsabilidad de los ancianos. Sólo hay unos cuantos ancianos, y aun si ellos laboraran hasta que se agoten, no podrían sobrellevar semejante responsabilidad.
Les digo esto para estimularlos a que salgan y lleven fruto. Cada uno de los santos que están en la iglesia debe ir y llevar fruto. Una vez que el fruto sea producido, se convertirá en un cordero. Nosotros ya no debemos seguir siendo corderos, sino más bien, pastorcitos que alimentan a los corderitos. Si todos cuidamos de nuestros corderos, ellos serán influenciados por nosotros y también irán a llevar fruto y a alimentar a los corderos. Esto vendrá a ser una tradición familiar en el recobro del Señor. La iglesia se multiplicará incontables veces y se expandirá y crecerá año tras año. De este modo, cuando las personas vengan a la iglesia y vean a tantas personas nuevas creciendo saludablemente, ciertamente tendrán un sentir glorioso.
(Verdad, la vida, la iglesia y el evangelio las cuatro grandes columnas del recobro del Señor, La, capítulo 7, por Witness Lee)