EL PROBLEMA DE LA VIDA ESPIRITUAL
ES LA ESTERILIDAD
Puedo testificarles que tengo corderitos en todo lugar. Es por eso que me siento tan contento. Adondequiera que voy, hay rebaños de corderos que reciben el alimento que les doy. Cuando los alimento, mi corazón se siente lleno de gozo y gloria. Espero que todos ustedes respondan al llamado del Señor, se olviden de todo lo demás y no se preocupen por la situación actual de las reuniones, sino que simplemente vayan y lleven fruto, trayendo corderitos a la vida de iglesia.
No es mi intención incitar a nadie; sólo quiero mostrarles a todos cuál es el camino propio de la vida divina. La razón por la cual no tenemos mucho crecimiento en vida es porque somos estériles. Por consiguiente, debemos olvidarnos de todo lo demás y sencillamente ir y llevar fruto. Una vez que llevemos fruto, todas nuestras enfermedades serán espontáneamente sanadas. Los que son débiles se volverán fuertes, y que los que son espiritualmente enfermizos vendrán a ser normales y saludables.
Todo el que es padre ha experimentado esto: algunas veces están muy ocupados y cansados y hasta enfermos, pero una vez que ven a sus hijos, sus enfermedades se van y les vuelve toda su fuerza. Cuando una persona está enferma, tal vez pueda pedir permiso para no ir al trabajo, pero no podrá pedirles permiso a sus hijos para que lo dejen descansar. Una vez que vea a sus hijos, todas sus enfermedades desaparecerán. De igual manera, cuando vemos a nuestros “corderitos”, a aquellos que hemos conducido a la salvación, todos nuestros problemas se irán y todas nuestras enfermedades, sean físicas o espirituales, desaparecerán.
Ayer, a la hora del almuerzo, por haber comido mucho, no me sentía bien y me enfermé; y anoche, después de dar el mensaje de la noche, me tomé la temperatura en casa y me di cuenta de que tenía fiebre. Posiblemente la fiebre me empezó mientras daba el mensaje, pero por alimentar a mis corderos no cuidé de mí mismo. Sólo después de que había alimentado a mis corderitos me di cuenta de que me había subido la temperatura. Después que tomé una medicina, la fiebre se fue. Cuando me levanté al día siguiente, tenía mucha hambre pero no tenía energías. Al principio, había pensado quedarme en casa descansando ese día, pero luego me acordé que tenía que alimentar a mis corderos y vine a la reunión. Tan pronto como abrí la boca para hablar, me sentí lleno de fuerzas. Es por eso que tengo la profunda convicción de que cuando vayamos a llevar fruto y a pastorear a los corderos, todas nuestras enfermedades se irán y todas nuestras debilidades desaparecerán. Además, sin duda alguna, creceremos en la vida espiritual.
(Verdad, la vida, la iglesia y el evangelio las cuatro grandes columnas del recobro del Señor, La, capítulo 7, por Witness Lee)