Solo Cuerpo, un solo Espíritu, y un solo y nuevo hombre, Un, por Witness Lee

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CRISTO ES LA CABEZA, Y CRISTO ES EL CUERPO

¿Cómo entonces se forja Cristo en nuestra constitución hasta que lleguemos a ser Su plenitud? Puedo decirles que esto sucede de la siguiente manera: el Señor Jesús en Sí mismo es la Cabeza, y el Señor Jesús que se ha forjado en nuestra constitución es el Cuerpo. Una persona no sólo tiene una cabeza, sino que tiene una cabeza y un cuerpo. Si yo estuviera aquí hablándoles a ustedes como una cabeza suspendida en el aire, estoy seguro de que todos se espantarían. Así que, si sólo tuviéramos la cabeza sin el cuerpo, no tendríamos una persona completa. Una persona completa tiene una cabeza y un cuerpo. En el Nuevo Testamento, vemos que el Señor Jesús en Sí mismo es la Cabeza, pero que cuando entra en todos nosotros y se forja en nuestra constitución, llega a ser el Cuerpo. Por consiguiente, Cristo no es solamente la Cabeza, sino también el Cuerpo. En 1 Corintios 12:12 dice: “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también el Cristo”. Este versículo nos dice claramente que el Cuerpo es Cristo. El Señor Jesús es la Cabeza y también el Cuerpo. No obstante, nosotros no podemos decir que somos el Cuerpo y también la Cabeza. Nosotros únicamente podemos ser el Cuerpo, no la Cabeza; mientras que el Señor Jesús puede ser tanto la Cabeza como el Cuerpo. En Sí mismo, Él es la Cabeza, y en nosotros colectivamente, Él es el Cuerpo. La Cabeza es individual, mientras que el Cuerpo es corporativo; ambos son Cristo.

Sin embargo, no piense que porque usted es cristiano, otra persona es cristiana y yo soy cristiano, somos Cristo cada vez que nos reunimos. Nunca debemos decir esto, pues existen ciertos requisitos que deben cumplirse. Cuando todos nos reunimos, es posible que seamos Cristo o seamos cien por ciento Adán. Por lo tanto, jamás debemos pensar que por el simple hecho de ser cristianos, somos Cristo cada vez que nos reunimos, y que por el hecho de ser muchos, somos un solo Cuerpo, así como también el Cristo. Es posible que al principio cuando empezamos a reunirnos, había un poco de Cristo, pero una vez que empezamos a discutir, no tenemos nada de Cristo y llegamos a ser una colectividad de viejos Adanes.

¿Ahora todos podemos ver lo que es la iglesia? Hablando de una manera más precisa, la iglesia es el Cristo que emana de nuestra experiencia de Él. El cristianismo no es la iglesia y aun nosotros que estamos en el recobro del Señor no somos la iglesia a menos que Cristo emane de nosotros cuando nos reunimos. La verdadera iglesia es Cristo que emana desde el interior de Sus creyentes a medida que éstos lo experimentan a Él. Usted disfruta a Cristo, yo disfruto a Cristo y todos nosotros disfrutamos a Cristo. Usted experimenta a Cristo, yo experimento a Cristo y todos nosotros experimentamos a Cristo. Cuando esto sucede, cada vez que nos reunimos, Cristo emana de nuestras experiencias. Esto es la iglesia, el Cuerpo, el cual es la plenitud de Cristo. El cristianismo no es el Cuerpo de Cristo, ni tampoco lo es un grupo de cristianos que simplemente se reúnen sin permitir que Cristo se exprese a través de ellos. Ni siquiera nosotros mismos, que estamos en el recobro del Señor y nos reunimos en el nombre del Señor, somos el Cuerpo si no permitimos que Cristo se manifieste en nuestro vivir. La iglesia es el Cristo que los creyentes viven y expresan desde su interior.

Usted tal vez me pregunte: “¿Y entonces qué función cumple el terreno de la iglesia a fin de que se obtenga la unidad?”. Ninguno que permita experimentar a Cristo desde su interior se dividirá de otros, porque Cristo de ningún modo está dividido. Quien verdaderamente experimente a Cristo ciertamente practicará la unidad de la iglesia en cada localidad, y estará firme sobre el terreno. Esto se debe a que Cristo no está dividido, y ninguna división es Cristo. Los asuntos espirituales son muy asombrosos porque muchas veces una pequeña diferencia puede convertirse en una gran discrepancia. Es como si al comienzo erráramos por sólo un milímetro y al final erráramos por una milla. Nunca debemos pensar: “¿No es el hermano fulano muy espiritual? ¿No tiene el hermano fulano una experiencia muy profunda con el Señor?”. Quizás lo sea, pero incluso aquellos que tienen una experiencia profunda pueden causar división. Una vez que usted es parte de una división, usted deja de ser Cristo; una vez que usted está en división, usted ya no está en el Espíritu, por cuanto en el Espíritu no existe la división. No se preocupen por el asunto del terreno; si una persona verdaderamente permite experimentar a Cristo desde su interior, ciertamente mantendrá la unidad.

(Solo Cuerpo, un solo Espíritu, y un solo y nuevo hombre, Un, capítulo 4, por Witness Lee)