Solo Cuerpo, un solo Espíritu, y un solo y nuevo hombre, Un, por Witness Lee

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EL NUEVO HOMBRE SÓLO TIENE UNA BOCA

Con respecto al Cuerpo, lo crucial es ver que somos miembros los unos de los otros, pero con respecto al nuevo hombre, las exigencias son aún mayores que las del Cuerpo. Por muchos años leí Romanos 15:6, el cual dice: “Para que unánimes, a una voz, glorifiquéis [a] Dios”, pero no podía entender estas palabras. ¿Cómo podrían congregarse tantos cristianos y hablar a una voz? En aquel entonces no podía entenderlo. Pero un día pude ver que la iglesia es el nuevo hombre. ¿Cuántas bocas tiene el nuevo hombre? Solamente una. No solamente somos miembros los unos de los otros, sino que además tenemos una sola boca con la cual hablar. ¿Pueden ver cuánto nos exige esto? El simple hecho de ser miembros los unos de los otros ya nos restringe bastante; y ahora, incluso cada vez que hablemos, todos tenemos que hablar a una voz. Esto no lo digo yo; lo dice Pablo. ¿Cuántas bocas tiene el nuevo hombre? Una sola. Entonces, ¿quién es la boca? Si usted dice que es Cristo, estará siendo demasiado trascendente. Así que, para contestar esta pregunta usted debe comprender que hay un solo y nuevo hombre, cuya persona es única y una sola. Todo el cuerpo tiene una sola boca, pero ¿quién controla esta boca? La persona es la que controla la boca.

La iglesia no es solamente el Cuerpo, sino también un solo y nuevo hombre. El Cuerpo requiere que Cristo sea su vida, mientras que el nuevo hombre necesita que Cristo sea su persona. Cada vez que usted quiera hablar, cada vez que yo quiera hablar, cada vez que cualquiera de nosotros quiera hablar, tenemos que contestar la siguiente pregunta fundamental: ¿quién es la persona que habla? Si es usted, eso significa que usted tiene su propia boca. Si soy yo, eso implica que yo tengo mi propia boca. Por lo tanto, si usted tiene su propia boca y yo tengo la mía, entonces son dos bocas las que hablan. Si cada uno de nosotros actúa como una persona independiente y cada uno habla lo suyo propio, entonces hablarán muchas bocas. Esto será una sociedad o una denominación, y ésta es la condición en que se encuentra el cristianismo degradado de hoy. Sin embargo, en el recobro del Señor la iglesia es el Cuerpo, y la iglesia es el nuevo hombre, el cual es uno. El Cuerpo tiene a Cristo como su vida, y el nuevo hombre tiene a Cristo como su persona. Cuando usted hable, no será usted la persona que habla; y cuando yo hable, tampoco seré yo la persona que habla. Independientemente de quién sea que hable, Cristo será la persona que habla. ¿Cuál es el resultado de esto? El resultado es que hablaremos a una voz.

Es por eso que en 1 Corintios 1:10 Pablo nos exhorta a que todos hablemos “una misma cosa”. Hace años me inquietaba mucho este versículo. Pensaba lo siguiente: “¿Cómo podrían todos los cristianos llegar a hablar una misma cosa?”. Me parecía que esto era imposible, pero un día pude entenderlo. La iglesia es el nuevo hombre, y este hombre tiene una sola persona, la cual controla todo lo que decimos; por lo tanto, todo lo que Él diga, ciertamente será la “misma cosa” que todos hablaremos como el nuevo hombre.

Muchos predicadores y pastores del cristianismo de hoy actúan conforme a su propia persona, es decir, cada uno habla con su propia boca y todos hablan de sus propias cosas. Por consiguiente, son muchas bocas las que hablan allí, cada una expresando cosas diferentes. Pero la iglesia no es así. La iglesia es el nuevo hombre, cuya persona es Cristo. Cuando los hermanos y hermanas estén a punto de decir algo, no lo deben decir conforme a su propia persona, sino permitir que Cristo sea la persona en ellos. Usted permite que Cristo sea su persona cuando habla, y yo permito que Cristo sea mi persona cuando hablo; con el tiempo, todos hablaremos una misma cosa.

Tomemos por ejemplo la Biblia misma. El Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento constan de sesenta y seis libros que fueron escritos por más de cuarenta autores distintos, en diferentes lugares, y durante un periodo de mil quinientos a mil seiscientos años. El primer libro, Génesis, se escribió casi 1500 años a. C., mientras que el último, Apocalipsis, se escribió después del año 90 d. C. ¿Acaso no todos hablan a una voz? ¿Acaso no todos hablan una misma cosa? La Biblia en su totalidad habla a una voz una misma cosa, aunque se escribió durante un largo periodo de tiempo y por muchos hombres de diferentes lugares. Ahora podemos entender lo que significa hablar una misma cosa a una voz. Pueden haber muchas personas que hablen en el Oriente, en el Occidente, en los Estados Unidos, en Alemania, en Gran Bretaña, en Japón y en Corea, y aun así, todos hablan a una voz una misma cosa. Aunque seamos muchos y vengamos de distintos lugares, todos podemos hablar a una voz y todos podemos hablar una misma cosa. Esto se debe a que somos un solo y nuevo hombre que tiene una sola persona.

Queridos hermanos y hermanas, sé muy bien lo que les he compartido aquí. Muchas veces quería decir algo, pero primero me hacía esta pregunta: “¿Soy yo o el Señor quien quiere hablar?”. En otras palabras, respecto al asunto de hablar o decir algo, ¿es el Señor la persona que habla o soy yo? Si soy yo la persona que habla, habrá problemas; pero si es el Señor, no habrá problemas. Si permito que el Señor sea la persona que habla, será Él quien habla; y si después de dos meses, usted permite que el Señor sea la persona que habla, terminará diciendo lo mismo que yo he dicho. Así, ambos hablaremos una misma cosa a una voz.

En el cristianismo actual observamos una situación muy lamentable porque cada predicador quiere hablar sus propias cosas, y considera vergonzoso repetir lo que otros han dicho. Debido a esto, cada quien habla lo suyo propio; a veces alguien dice algo que otros han dicho, pero lo hace en secreto. De hecho, esto ha ocurrido en los Estados Unidos. Hace quince años, antes de que el recobro del Señor llegara a los Estados Unidos, casi nadie hablaba del “espíritu humano” ni de la “transformación”, pero ahora estos términos se han vuelto bastante comunes. Además, hay quienes han usado nuestros escritos para estudiar el libro de Romanos, y después han publicado su propio libro, diciendo que ellos mismos descubrieron las verdades por su propio estudio. Esto no es correcto.

Sin embargo, también puede darse el caso opuesto en el que las personas siguen ciegamente a otras: yo hablo todo lo que usted habla, y usted habla todo lo que yo hablo. De esta manera nos jactamos ante todos que hablamos a una voz y hablamos una misma cosa. Es preciso que veamos que ninguno de estos casos es correcto. Rechazamos la condición que impera en el cristianismo, pero tampoco queremos seguir ciegamente a otros. En lugar de ello, queremos que sea el nuevo hombre quien hable. Sólo existe un solo y nuevo hombre, y puesto que este nuevo hombre tiene una sola persona, puede hablar una misma cosa a una voz.

(Solo Cuerpo, un solo Espíritu, y un solo y nuevo hombre, Un, capítulo 5, por Witness Lee)