DESPOJARNOS DEL VIEJO HOMBRE
Y VESTIRNOS DEL NUEVO HOMBRE
Los versículos del 22 al 24 continúan diciéndonos que debemos despojarnos del viejo hombre y vestirnos del nuevo hombre. El viejo hombre se refiere a nuestra vida social pasada. Por tanto, despojarnos del viejo hombre significa despojarnos de la vida social pasada. Por su parte, vestirnos del nuevo hombre significa vestirnos de la vida de iglesia. La vida social pasada es simplemente el viejo hombre, mientras que la nueva vida de iglesia es el nuevo hombre. Muchos en el cristianismo desconocen este asunto. La Revised Standard Version [versión Estándar Revisada] de la Biblia, que se publicó en 1940, traduce la frase el viejo hombre en Efesios 4 como “vuestra vieja naturaleza”, y la frase el nuevo hombre como “la nueva naturaleza”. Según esta perspectiva, despojarse del viejo hombre significa despojarse de la vieja naturaleza, mientras que vestirse del nuevo hombre significa vestirse de la nueva naturaleza. Esto muestra que muchos en el cristianismo no tienen un conocimiento adecuado de lo que es la iglesia como el nuevo hombre. La salvación del Señor hoy hace posible que no sólo nos despojemos de nuestra vieja naturaleza, sino también de nuestra vida social pasada. Asimismo, la salvación del Señor hoy no simplemente logra que nos vistamos de una nueva naturaleza, sino que también nos vistamos de la vida de iglesia. Por lo tanto, despojarnos del viejo hombre y vestirnos del nuevo hombre significa despojarnos de nuestra vida social pasada y vestirnos de la vida de iglesia. La vida social pasada incluye diversos tipos de orígenes. Por ejemplo, tenemos la vida social japonesa, la vida social china, la vida social suramericana, la vida social norteamericana, la vida social propia del Sudeste asiático, y otros estilos de vida. Así pues, la vida social pasada se compone de los diferentes modos de vivir. Sin embargo, les aseguro que la vida de iglesia es única; sólo hay una especie de vida como ésta. En la vida del Señor y en Él como el Espíritu vivificante, nosotros estamos despojándonos de nuestra vida social pasada y vistiéndonos de la nueva vida de iglesia. El resultado de ello es que en la vida de iglesia somos el nuevo hombre. Esto no es una reforma externa ni un movimiento externo, sino una transformación interna de nuestro modo de vivir.
¿De qué manera nos despojamos del viejo hombre y nos vestimos del nuevo hombre? La clave se halla en el versículo 23, que dice: “Y os renovéis en el espíritu de vuestra mente”. Es difícil saber si este espíritu es nuestro espíritu humano o el Espíritu de Cristo; así que, se debe referir a los dos espíritus mezclados como un solo espíritu. Esto indica que, a fin de despojarnos de la vida social pasada y vestirnos de la nueva vida de iglesia, necesitamos abrir nuestro espíritu interiormente y permitir que el Espíritu de Cristo llene, sature y empape todo nuestro espíritu hasta que el Espíritu rebose y pase a nuestra mente, parte emotiva y voluntad. Es por medio de este desbordamiento del Espíritu que nosotros podemos ser renovados, y esta renovación es la transformación. La transformación no es el resultado de ninguna enseñanza externa; más bien, es el resultado de la obra del Espíritu, al saturarnos, empaparnos, regarnos y hacernos pasar por un proceso. El Espíritu vivificante entra en nuestro espíritu para hacernos pasar por un proceso, el cual es la transformación, porque en dicho proceso el elemento del Espíritu aumenta. Este espíritu mezclado —el espíritu que resulta de la unión de dos espíritus— pasa por nuestro espíritu y luego empapa nuestra mente, parte emotiva y voluntad, e incluso todo nuestro ser. De este modo, somos renovados en el espíritu de nuestra mente. La renovación logra que todos lleguemos a ser el nuevo hombre. En esta renovación, nosotros nos despojamos de nuestra vida social pasada y nos vestimos de la vida de iglesia. Esto es lo que significa despojarnos del viejo hombre y vestirnos del nuevo hombre.
Ésta es la obra que el Señor realiza hoy en la tierra, y ésta es la meta del recobro actual del Señor. Es preciso que en toda la tierra todos los que aman al Señor, le buscan y le siguen, sean renovados en el espíritu de su mente y sean así el nuevo hombre, tomando a Cristo como su persona y viviendo por Él. Esto es lo que el Señor desea hoy.
(
Solo Cuerpo, un solo Espíritu, y un solo y nuevo hombre, Un, capítulo 8, por Witness Lee)