Vida cristiana normal de la iglesia, La, por Watchman Nee

DENTRO Y FUERA DEL CIRCULO

En cualquier lugar donde el evangelio ha sido proclamado y la gente ha creído en el Señor, ellos son la iglesia en aquel lugar, y son nuestros hermanos. En los días de los apóstoles la cuestión de pertenecer o no pertenecer a una iglesia era sencilla en extremo. Pero las cosas no son tan sencillas en nuestros días, debido a que el asunto se ha complicado por causa de las muchas autodenominadas iglesias que excluyen a aquellos que deberían estar en la iglesia e incluyen a aquellos que deberían estar fuera. ¿Qué clase de persona puede ser considerada correctamente como miembro de la iglesia? ¿Cuál es el requerimiento mínimo en el cual podemos insistir para la admisión a la comunión de la iglesia? A menos que los requisitos para hacerse miembro de la iglesia estén claramente definidos, siempre habrá el riesgo de excluir de la iglesia a los que de verdad pertenecen a ella e incluir a los que no.

Antes de proceder a descubrir quién realmente pertenece a una iglesia local y quién no, primeramente averigüemos quién pertenece a la iglesia universal y quién no, puesto que la condición para hacerse miembro de una iglesia es esencialmente la misma para la iglesia. Cuando sepamos qué clase de personas pertenecen a la iglesia, entonces sabremos también qué clase de personas pertenecen a una iglesia.

¿Cómo podemos saber quién es un cristiano y quién no? “Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” (Ro. 8:9). De acuerdo con la Palabra de Dios, toda persona en cuyo corazón habita Cristo por Su Espíritu es un verdadero cristiano. Los cristianos pueden ser distintos unos de otros en mil maneras, pero en este asunto fundamental no hay diferencia entre ellos: todos y cada uno tienen el Espíritu de Cristo morando dentro de ellos. Si queremos saber quién pertenece al Señor, sólo tenemos que determinar si tiene el Espíritu de Cristo o no. Quienquiera que tenga el Espíritu de Cristo, está dentro del círculo de la iglesia, y quienquiera que no tenga el Espíritu de Cristo está fuera del círculo. El que participa del Espíritu de Dios forma parte integral de la iglesia de Dios; cualquiera que no participe del Espíritu de Dios no tiene parte en la iglesia. En la iglesia universal es así; en la iglesia local también es así. “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?” (2 Co. 13:5). Hay una línea subjetiva de demarcación entre la iglesia y el mundo; todos los que están dentro de esa línea son salvos, y todos los que están fuera de ella, están perdidos. Esta linea de demarcación es el Espíritu de Cristo que mora en nosotros.

(Vida cristiana normal de la iglesia, La, capítulo 5, por Watchman Nee)