LA IGLESIA Y LAS IGLESIAS
La Palabra de Dios nos enseña que la iglesia es una. Entonces, ¿por qué fundaron los apóstoles iglesias separadas en cada uno de los lugares que visitaron? Si la iglesia es el Cuerpo de Cristo, no puede ser sino una. ¿Cómo es, pues, que hablamos de iglesias?
La palabra “iglesia” significa “los llamados afuera”. El término es utilizado dos veces en los Evangelios, una vez en Mateo 16:18 y la otra en Mateo 18:17, y lo encontramos frecuentemente en los Hechos y las epístolas. En los Evangelios la palabra es usada en dos ocasiones por nuestro Señor, pero en cada una de ellas es empleada en un sentido un poco distinto.
“Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mt. 16:18). ¿Qué iglesia es ésta? Pedro confesó que Jesús era el Cristo, el Hijo del Dios viviente, y nuestro Señor declaró que El edificaría Su iglesia sobre la confesión de que, en relación con Su Persona, El es el Hijo de Dios, y que, en relación con Su obra, El es el Cristo de Dios. Esta iglesia incluye a todos los salvos, sin referencia a tiempo o espacio; es decir, a todos los que, en el propósito de Dios, son redimidos por virtud de la sangre derramada del Señor Jesús, y son nacidos de nuevo por la operación de Su Espíritu. Esta es la iglesia universal, la iglesia de Dios, el Cuerpo de Cristo.
“Y si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia” (Mt. 18:17). El vocablo “iglesia” es utilizado aquí en un sentido muy diferente al uso dado en Mateo 16:18. Claramente vemos que la esfera de la iglesia a la que aquí se hace referencia no es tan amplia como la esfera de la iglesia mencionada en el pasaje anterior. La iglesia allí es una iglesia que nada sabe de tiempo o espacio, pero la iglesia aquí obviamente está limitada tanto en tiempo como en espacio, porque es una que puede escucharlo a uno. La iglesia mencionada en el capítulo dieciséis incluye a todos los hijos de Dios en toda localidad, mientras que la iglesia mencionada en el capítulo dieciocho incluye solamente a los hijos de Dios que viven en una localidad; y es debido a que está limitada a un solo lugar que es posible que uno cuente sus dificultades a los creyentes que la componen. Obviamente la iglesia aquí es local, no universal, porque nadie puede hablar al mismo tiempo a todos los hijos de Dios en todas partes del universo. Solamente es posible hablar al mismo tiempo a los creyentes que viven en un solo lugar.
Tenemos ante nosotros, claramente, dos aspectos diferentes de la iglesia, a saber, la iglesia y las iglesias, la iglesia universal y las iglesias locales. La iglesia es invisible; las iglesias son visibles. La iglesia no tiene organización; las iglesias están organizadas. La iglesia es espiritual; las iglesias son espirituales y a la vez físicas. La iglesia es puramente un organismo; las iglesias son un organismo, y a la vez, están organizadas, lo cual se ve por el hecho de que los ancianos y los diáconos tienen oficios dentro de ellas. (Sería bueno que, durante toda la lectura de este libro el lector distinguiera claramente entre la iglesia y la iglesia).
Todas las dificultades de la iglesia surgen en relación con las iglesias locales, no con la iglesia universal. Esta es invisible y espiritual y, por tanto, está fuera del alcance del hombre, mientras que aquéllas son visibles y organizadas y, por lo mismo, todavía están expuestas a ser tocadas por manos humanas. La iglesia celestial está tan lejos del mundo que puede permanecer sin ser afectada por él, pero las iglesias terrenales están tan cerca de nosotros, que si allí se suscitan problemas los sentimos agudamente. La iglesia invisible no prueba nuestra obediencia hacia Dios, pero las iglesias visibles sí nos prueban severamente al enfrentarnos con asuntos en el nivel intensamente práctico de nuestra vida terrenal.
(
Vida cristiana normal de la iglesia, La, capítulo 4, por Watchman Nee)