LOS MINISTERIOS ESPECIFICOS DE LA PALABRA
Todos los siervos de Dios están ocupados en el ministerio de la edificación del Cuerpo de Cristo, pero eso no implica que, al estar todos en el ministerio de la Palabra, todos los ministerios son iguales. Cada uno tiene una línea distinta de ministerio. Una y otra vez Dios ha levantado un nuevo testigo, o grupo de testigos, dándoles nueva luz de Su Palabra, para que ellos den un testimonio especial de El en la época y circunstancias específicas en que ellos viven. Todo ministerio así es nuevo y específico y es de gran valor para la iglesia; pero debemos tener en cuenta que si Dios entrega un ministerio específico relacionado con determinadas verdades a un hombre, éste no debe hacer su ministerio especial o su verdad específica la base para una nueva “iglesia”. Ningún siervo de Dios debe abrigar la ambición de que su verdad sea aceptada como la verdad. Si las puertas están cerradas a ella, que espere con paciencia en Dios quien la dio hasta que El abra puertas para su recepción. Ninguna “iglesia” separada debe ser formada para llevar un testimonio separado. La obra de Dios no consciente el establecimiento de una iglesia para la propagación de una escuela de enseñanza en particular. Conoce únicamente un tipo de iglesia, la iglesia local; no una iglesia sectaria, sino una iglesia neotestamentaria.
Consideremos seriamente que nuestra obra es para nuestro ministerio y nuestro ministerio es para las iglesias. Ninguna iglesia debe estar bajo un ministerio específico, pero todos los ministerios deben estar bajo la iglesia. Qué estrago se ha hecho en la iglesia porque muchos de sus ministros han tratado de traer las iglesias bajo su ministerio, más bien que servir a las iglesias por su ministerio. Tan pronto como las iglesias sean sometidas a algún ministerio, cesan de ser locales y se hacen sectarias.
Cuando Dios ha levantado un ministerio específico para resolver una necesidad específica en Su iglesia, ¿cuál debería ser la actitud del ministro? Siempre que una nueva verdad es proclamada, tendrá nuevos seguidores. El obrero a quien Dios ha dado nueva luz sobre Su verdad debe alentar a todos los que reciben esa verdad a engrosar las filas de la iglesia local, no a que se agrupen alrededor de él. De otra manera se hará que las iglesias sirvan al ministerio, no el ministerio a las iglesias, y las “iglesias” establecidas serán “iglesias” ministeriales, no locales. La esfera de una iglesia no es la esfera de algún ministerio, sino la esfera de la localidad. Siempre que se hace al ministerio la razón para la formación de una iglesia, allí tendrán el principio de una nueva denominación. Del estudio de la historia de la iglesia podemos ver que casi todos los ministerios nuevos han dado origen a partidarios nuevos y los partidarios nuevos han resultado en organizaciones nuevas. Es de esta manera “iglesias” ministeriales se han establecido y las denominaciones se han multiplicado.
Si el Señor demora Su venida y Sus siervos permanecen fieles a El, ciertamente El levantará nuevos ministerios en la Palabra. El dará a conocer verdades específicas para satisfacer las necesidades específicas de Sus hijos. Algunos oyentes pondrán en duda las verdades, otros las desecharán, y otros las condenarán, mientras que habrá quienes respondan con gozo. ¿Cuál debe ser la actitud de los siervos de Dios? Ellos deben estar plenamente persuadidos en su propia mente de que solamente puede haber una iglesia en un lugar, y que toda verdad es para el enriquecimiento de esa iglesia. Si la iglesia recibe las verdades que proclaman los ministros de Dios, que alaben al Señor; si no, que le alaben igualmente. No se debe abrigar ningún pensamiento de formar una “iglesia” separada compuesta de los creyentes que apoyen las doctrinas especiales enfatizadas. Si en la iglesia local varias personas reciben las enseñanzas de esos ministros, entonces dichas personas deben continuar allí. Ninguna obra divisiva debe llevarse a cabo en la iglesia local. Quienes reciben la verdad pueden utilizar su enseñanza espiritual y su poder espiritual para ayudar a sus co-miembros, pero ellos no deben usar ningún método divisivo para apoyar la verdad que han abrazado. Si tenemos siempre en cuenta que las iglesias de Dios son formadas solamente sobre la base de la localidad, se evitará mucha división entre los hijos de Dios.
Si Dios nos confía un ministerio especial y nos lleva a un lugar donde no existe una iglesia, nuestro primer deber es establecer una en la localidad, y luego contribuir con nuestro ministerio a ella. Podemos establecer iglesias locales y contribuir con nuestro ministerio a tales iglesias, pero no nos atrevemos establecer iglesias ministeriales.
Permítaseme mostrar la relación entre varios ministerios y varias iglesias locales. Un hombre es un florista, otro un tendero. La forma más obvia para el extendimiento de sus negocios es el establecer sucursales en varios distritos. El florista abre sucursales para vender flores, y el tendero abre sucursales para vender comestibles. Esto es exactamente el caso de los diferentes ministros que tratan de establecer “iglesias” conforme a sus ministerios. El plan de Dios para Su iglesia está en una línea completamente diferente. No es que el tendero y el florista procuren cada uno abrir tantas sucursales como les sea posible a fin de vender sus productos respectivos, sino que el tendero o el florista, al llegar a cualquier lugar, abra un almacén de departamentos, y habiéndolo establecido debidamente, contribuye con sus artículos a él, y otros artesanos que lleguen después contribuirán con sus mercancías al mismo almacén. Un almacén no se especializa en una sola línea de artículos, sino que tiene existencias variadas. La intención de Dios no es que nosotros abramos sucursales de la florería o sucursales de la tienda de comestibles, o tiendas que se especialicen en otros artículos, sino que abramos almacenes. Su plan es que Sus siervos establezcan sólo una iglesia local, y luego contribuyan con sus diferentes ministerios a esa iglesia. La iglesia no está controlada por un solo ministerio, sino que es servida por todos los ministerios. Si algún grupo del pueblo de Dios está abierto a recibir sólo una verdad, entonces es una secta.
Como apóstoles nuestra primera preocupación al llegar a un lugar en donde no hay iglesia es fundar una allí. Tan pronto como haya sido formada, debemos procurar servirle con cualquier ministerio que el Señor nos haya encomendado, y luego dejarla. Nos atrevemos a ejercer nuestro ministerio con fidelidad, pero, habiéndolo hecho, nos atrevemos a dejar la iglesia abierta a otros ministerios. Esta debería ser la actitud de todos los obreros de Dios. Nunca debemos abrigar la esperanza de que nuestra enseñanza sea la única aceptada por una iglesia. No debe haber ningún pensamiento de dominar una iglesia por nuestra personalidad o por nuestro ministerio; el campo debe quedar libre para todos los siervos de Dios. No hay necesidad de construir un muro de protección alrededor de nuestro rebaño particular para guardarlos contra las enseñanzas de otros. Si así lo hacemos, estamos trabajando conforme a las ideas papistas. Bien podemos confiarle a Dios que proteja nuestro ministerio, y debemos recordar que, para el perfeccionamiento de los santos, son necesarios los diversos ministerios de todos los siervos fieles de Dios. La responsabilidad local recae sobre los ancianos; ellos deben vigilar los intereses del rebaño en la cuestión de ministerios.
(
Vida cristiana normal de la iglesia, La, capítulo 6, por Watchman Nee)