Vida cristiana normal de la iglesia, La, por Watchman Nee

NO MAS PEQUEÑA QUE UNA LOCALIDAD

Leemos en 1 Corintios 1:2 de la “iglesia de Dios que está en Corinto”. Corinto era una unidad básica de localidad y la iglesia en Corinto era una iglesia de unidad básica. Cuando entró la discordia y sus miembros estaban a punto de fragmentar la iglesia en cuatro facciones diferentes, Pablo les escribió reprendiéndolos: “Cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo...¿No sois carnales?” (1 Co. 1:12; 3:4). Si estas personas hubieran formado cuatro grupos diferentes, hubieran sido sectas, no iglesias, porque Corinto era una ciudad, y esa es la unidad más pequeña que amerita la formación de una iglesia. La iglesia de Dios en Corinto no podía cubrir una área menor que toda la ciudad ni podía incluir un número de cristianos menor que el de todos los cristianos que vivían allí. Esta es la definición de la iglesia en Corinto que da Pablo: “a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos” (1:2). Formar una iglesia en una área menor que la unidad de localidad es formarla sobre una base más pequeña que la unidad bíblica y se sobreentiende que no puede ser una iglesia bíblica. Cualquier grupo de creyentes que sea más pequeño que el de todos los creyentes en un lugar, no está calificado para ser una iglesia separada. La medida básica de la iglesia debe corresponder con la unidad de la localidad. Una iglesia debe cubrir la misma área que la localidad en la que se halla. Si una iglesia es más pequeña que la localidad, entonces no es una iglesia bíblica; es una secta.

Decir: “Yo soy de Pablo”, o “yo soy de Cefas” es obviamente sectario, pero decir “yo soy de Cristo” es sectario también, aunque menos obvio. La confesión, “soy de Cristo” es buena como tal pero no es una base adecuada para formar una iglesia separada, puesto que excluye a algunos de los hijos de Dios en una localidad determinada, al incluir solamente a cierto grupo que dice “yo soy de Cristo”. Que todo creyente pertenece a Cristo es un hecho, sea que se declare o no; y diferenciar entre aquellos que lo proclaman y aquellos que no, es condenado por Dios como carnal. Es el hecho lo que importa, no la declaración del hecho. La esfera de una iglesia en cualquier lugar no incluye sólo a aquellos que dicen “yo soy de Cristo”, sino a todos los que en ese lugar son de Cristo. Se extiende por toda el área de la localidad e incluye a todos los cristianos de la localidad.

Tomar la posición de que uno pertenece exclusivamente a Cristo es perfectamente correcto, pero hacer división entre cristianos que asumen esa postura y cristianos que no, es completamente incorrecto. Llamar sectarios a aquellos que dicen “yo soy de Pablo” o “yo soy de Cefas”, y sentirnos superiores espiritualmente al separarnos de ellos y tener comunión solamente con aquellos que dicen “yo soy de Cristo”, nos hace culpables del mismo pecado que condenamos en otros. Si hacemos el no-sectarismo la base de nuestra comunión, entonces estamos dividiendo la iglesia sobre un terreno que no es el ordenado por Dios, y así formamos otra secta. El terreno bíblico para una iglesia es una localidad, no el no-sectarismo. Cualquier comunión que no sea tan amplia como la localidad es sectaria. Todos los cristianos que viven en el mismo lugar que yo, están en la misma iglesia que yo, y no me atrevo a excluir a ninguno. Reconozco como mi hermano, y como un miembro juntamente conmigo de mi iglesia, a todo hijo de Dios que vive en mi localidad.

En Jerusalén había un gran número de creyentes. Leemos de una multitud que se convirtió al Señor; sin embargo, son mencionados todos ellos como la iglesia en Jerusalén, no las iglesias en Jerusalén. Jerusalén era un solo lugar; por tanto podía tomarse únicamente como una sola unidad para la fundación de una sola iglesia. Uno no puede dividir la iglesia a menos que divida el lugar. Si solamente hay una localidad, solamente puede haber una iglesia. En Corinto sólo estaba la iglesia en Corinto; en Hankow, existe solamente la iglesia en Hankow. No leemos de iglesias en Jerusalén, ni de iglesias en Corinto. Cada una de éstas se contaba como un solo lugar, así que era lícito tener sólo una iglesia en cada lugar. Mientras que Jerusalén, Efeso y Corinto permanezcan como unidades de localidad, así permanecerán como unidades de iglesia. Si una localidad es indivisible, entonces la iglesia formada en esa localidad es indivisible.

(Vida cristiana normal de la iglesia, La, capítulo 4, por Watchman Nee)