Vida cristiana normal de la iglesia, La, por Watchman Nee

IGLESIAS LOCALES

Lo que es verdad de la iglesia universal, también es verdad de una iglesia local. La iglesia universal incluye a todos aquellos que tienen la unidad del Espíritu. La iglesia local incluye a todos aquellos que, en una localidad dada, tienen la unidad del Espíritu. La iglesia de Dios y las iglesias de Dios no se diferencian en naturaleza, sino sólo en alcance. Aquélla se compone de todos aquellos en el universo entero en quienes mora el Espíritu de Dios; ésta consiste de todos aquellos en una localidad en quienes mora el Espíritu.

Cualquiera que desee pertenecer a una iglesia en cierta localidad debe satisfacer dos requisitos: debe ser un hijo de Dios y debe vivir en esa misma localidad. Ser miembro de la iglesia de Dios se estipula sólo por el hecho de ser hijo de Dios, pero ser miembro de una iglesia de Dios se estipula en primer lugar por el hecho de ser hijo de Dios y en segundo lugar por el hecho de vivir en cierta localidad.

En naturaleza, la iglesia es indivisible como Dios mismo es indivisible. Por tanto, la división de la iglesia en iglesias no es una división en naturaleza, vida, ni esencia, sino solamente en gobierno, organización y administración. Debido a que la iglesia terrenal se compone de un gran número de individuos, es indispensable una cierta medida de organización. Es físicamente imposible que todo el pueblo de Dios, disperso por todo el mundo, viva y se reúna en un solo lugar; y es por esa única razón que la iglesia de Dios está dividida en iglesias.

Debemos comprender claramente que la naturaleza de todas las iglesias locales es la misma en todo el mundo. No es el caso que los constituyentes de una iglesia local sean de una clase y los constituyentes de otra iglesia local sean de otra. En su naturaleza no hay diferencia alguna. La única diferencia está en las localidades que determinan sus respectivos límites. La iglesia es indivisible; así que en naturaleza las iglesias también son indivisibles. Sólo en la esfera externa existe la posibilidad de dividirlas. Las limitaciones físicas hacen que las divisiones geográficas sean inevitables, pero la unidad espiritual de los creyentes sobrepasa toda barrera de espacio.

La localidad es la base divinamente designada para la división de la iglesia, porque es la única división inevitable. Entre los creyentes del mundo entero, todas las barreras se pueden evitar menos ésta. En tanto que los creyentes permanezcan en la carne, no pueden existir separados de los lugares donde residen; así que las iglesias que son constituidas de tales creyentes están necesariamente limitadas por el lugar donde moran. Las distinciones geográficas son naturales, no arbitrarias, y es simplemente debido a que las limitaciones físicas de los hijos de Dios hacen que las divisiones geográficas sean inevitables, que Dios ha ordenado que Su iglesia se divida en iglesias sobre la base de la localidad. Esta división es bíblica y todas las demás divisiones son carnales. Cualquier otra división de los hijos de Dios además de la geográfica, implica no simplemente una división de esfera, sino una división de naturaleza. La división local es la única división que no afecta la vida de la iglesia.

La mayoría de los creyentes de hoy están tan extremadamente ciegos con respecto a la base bíblica de una iglesia que si uno pregunta a otro: “¿A cuál iglesia pertenece usted?” Lo primero en que piensa quien es interrogado es la corriente específica de enseñanza que él aprueba, o el grupo de personas con el cual tiene comunión especial, o cómo se diferencia de otros su grupo de cristianos, o quizás el nombre que lleve aquel grupo especial, o la forma de organización que han adoptado; en síntesis, pensará cualquier otra cosa que el lugar en el cual vive. Pocos contestarían con: “Pertenezco a la iglesia en Efeso”, o “Pertenezco a la iglesia en Shangai”, o “Pertenezco a la iglesia en Los Angeles”. Es el hecho de que estamos en Cristo lo que nos separa del mundo, y el hecho de estar en cierta localidad, lo que nos separa de otros creyentes. Es sólo porque residimos en un lugar diferente que pertenecemos a una iglesia diferente. La única razón por la cual no pertenezco a la misma iglesia que otros creyentes es que no vivo en el mismo lugar geográfico que ellos. Si deseo estar en la misma iglesia, entonces debo cambiar mi domicilio al mismo lugar. Si, por otro lado, deseo estar en una iglesia diferente de la de aquellos en mi localidad, entonces la única solución a mi problema es mudarme a una localidad diferente. Lo único que justifica la división entre creyentes es la diferencia de localidad.

(Vida cristiana normal de la iglesia, La, capítulo 5, por Watchman Nee)