DIOS EXHALA Y NOSOTROS INHALAMOS
La palabra de Dios ha sido puesta ante nosotros, y su sustancia es el Espíritu. Por lo tanto, 2 Timoteo 3:16 dice: “Toda la Escritura es dada por el aliento de Dios”. Con respecto a Dios, la Escritura es Su exhalación; con respecto a nosotros, tiene como fin que nosotros la inhalemos. Dios ya ha exhalado. La Biblia es la exhalación de Dios, y hasta el día de hoy, todavía es la exhalación de Dios. Por consiguiente, siempre que usted viene a leer la Biblia, si usted sencillamente lee las letras muertas y no inhala lo que Dios ha exhalado, entonces para usted la Biblia será letras muertas. La Escritura es la exhalación de Dios, mientras que nuestra oración equivale a nuestra inhalación. Es por medio de esta exhalación e inhalación que respiramos a Dios recibiéndolo en nuestro interior. Éste es el significado de las Escrituras. Sin embargo, no importa cuánto Dios exhale, si nosotros no inhalamos, no podemos recibir a Dios como nuestro disfrute y suministro. Es por esto que muchas personas acuden a la Biblia pero no reciben la vida contenida en ella.
Las palabras de la Biblia son la exhalación de Dios, pero cuando usted las convierte en oración, ellas llegan a ser su inhalación. Cada palabra de toda la Escritura es la exhalación de Dios. ¿Cómo puede usted recibir lo que Dios ha exhalado? Es al orar las palabras de las Escrituras. En cuanto usted convierta las palabras de la Biblia en oración, la exhalación de Dios llega a ser la inhalación de usted. Lo que usted inhala es espíritu y vida. Por consiguiente, el Señor dijo que las palabras que Él nos ha hablado son espíritu y son vida. Cuando las palabras del Señor son espíritu para nosotros, también son vida.
Gracias al Señor, muchos de nuestros hermanos y hermanas mayores aman la Biblia, la cual yo también amo. En los cincuenta y ocho años de experiencia que tengo leyendo la Biblia he aprendido un secreto; esto es, que la manera más provechosa de leer la Biblia es orar-leer. Si usted simplemente lee de forma ordinaria: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”, esto quizás sea de provecho, pero es meramente una revelación que le permite saber que los cielos y la tierra fueron creados por Dios, es decir, que le permite conocer su origen. Sin embargo, esto es únicamente conocimiento; usted no ha obtenido suministro ni nutrimento alguno de esto. En Mateo 4 el Señor Jesús dijo: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (v. 4). Toda palabra que sale de la boca de Dios es las Escrituras. En Mateo 4 el Señor Jesús hizo frente a tres tentaciones de parte del diablo al citar las palabras de las Escrituras. El Señor dijo: “Toda palabra que sale de la boca de Dios” refiriéndose a las santas Escrituras. Desde el primer versículo hasta el último versículo de los sesenta y seis libros de la Biblia, cada palabra es una palabra que sale de la boca de Dios. Esto corresponde con 2 Timoteo 3:16, el cual dice que “toda la Escritura es dada por el aliento de Dios”. Las palabras que salen de la boca de Dios son la exhalación de Dios. No es suficiente que nosotros meramente leamos y entendamos lo que Dios exhaló, pues entonces eso sería mero conocimiento, revelación y doctrina. Aunque estas cosas son provechosas en el sentido que nos salvan de ser ignorantes, todavía no podemos obtener el nutrimento. ¿Cómo podemos obtener el nutrimento de las palabras de las Escrituras? Es al convertir esas palabras en oración. En esto consiste orar-leer, que es diferente de meramente leer.
La Santa Biblia es la palabra de Dios, y nosotros vivimos de toda palabra que sale de la boca de Dios. Por consiguiente, la Biblia también nos dice que la palabra de Dios es nuestro alimento. Juan 6 nos dice claramente que las palabras que el Señor nos ha hablado son vida (v. 63). En el versículo 35 el Señor Jesús dijo: “Yo soy el pan de vida; el que a Mí viene, nunca tendrá hambre”. Él también dijo: “El que me come, él también vivirá por causa de Mí” (v. 57). Debido a que en ese momento a Él le preocupaba que los discípulos que le oían no entendieran el significado de Sus palabras, Él añadió las palabras en el versículo 63: “El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida”. Por lo tanto, podemos ver que las palabras del Señor son el alimento de vida para nosotros.
Sin embargo, no sólo se necesita que el alimento se prepare en la cocina y se coloque en la mesa; también es necesario que usted venga y lo coma. Si usted no come, no obtendrá el nutrimento. Por consiguiente, todos nosotros debemos aprender a hacer una sola cosa. Todo cristiano bueno, viviente y fuerte debe aprender a hacer esta única cosa, es decir, comer la palabra de vida. Todo el mundo actualmente le presta mucha atención a comer de forma nutritiva; por consiguiente, la duración de la vida humana ha aumentado. Hay un viejo proverbio chino que dice que es raro vivir hasta la edad de los setenta años. Alabo al Señor y le doy gracias que ahora tengo casi ochenta años. Mi secreto consiste en comer; yo como apropiadamente cada día. El resultado de esto es que no tengo menos fuerza que aquellos que son más jóvenes.
(
Vivir en el que permanecemos mutuamente con el Señor en el espíritu, Un, capítulo 6, por Witness Lee)