Vivir en el que permanecemos mutuamente con el Señor en el espíritu, Un, por Witness Lee

Más extractos de este título...

LA BIBLIA ES UN LIBRO DE VIDA

En esta serie de mensajes queremos ver cómo los creyentes llevan una vida en la que permanecen mutuamente con el Señor en el espíritu. Muchas personas, incluso los cristianos, tienen un concepto religioso arraigado en ellos con respecto a la Biblia. Ellos piensan que la Biblia es un libro de enseñanzas religiosas. Ya que cada religión tiene su libro de enseñanzas religiosas, tal parece que el cristianismo también tiene su libro, el cual es la Biblia. Quizás parezca ser así, pero realmente no lo es. En realidad, la Biblia es totalmente un libro que trata acerca de la vida, y esta vida a la cual se refiere en la Biblia es el Dios Triuno como nuestra vida.

Yo he hablado por el Señor por más de cincuenta años. En el momento en que fui salvo, no prestaba mucha atención a esta vida, así que comencé al pasar aproximadamente siete años estudiando diligentemente la Biblia y otras publicaciones espirituales. Esto ciertamente me influyó mucho interiormente, y me hizo estar constituido de muchas doctrinas. Por ende, cuando me levanté para hablar por el Señor luego de esos siete u ocho años, lo que se enfatizaba en la mayoría de mi hablar era la doctrina. Sin embargo, gradualmente mi deseo por las meras doctrinas comenzó a disminuir, porque luego de mucho hablar de ellas ya no me agradaba ni estaba dispuesto a hacerlo, e incluso perdí el gusto por las doctrinas. De ahí en adelante, mi hablar comenzó a inclinarse hacia la vida. Después que me volví hacia la vida, cuanto más hablaba, más rico y viviente llegaba a ser mi hablar; cuanto más hablaba, más disfrutaba hablar y más inagotable llegó a ser mi hablar. El resultado fue que luego vi que todo el hablar contenido en la Biblia es vida. Finalmente, vi que al principio de la Biblia y al final de la Biblia hay un árbol de la vida. En los primeros dos capítulos de la Biblia, en el libro de Génesis, vemos que Dios creó los cielos y la tierra, y que Él creó al hombre. Luego, Él puso al hombre frente al árbol de la vida. Esto indica que la meta que Dios tenía para el hombre consistía en que él pudiese ganar la vida propia de este árbol.

La vida propia del árbol de la vida hallado en la Biblia ciertamente es un misterio. ¿Qué es el árbol de la vida en realidad? Hoy en día hay algunos supuestos estudiosos de la Biblia que dicen que el árbol de la vida es muy antiguo, y que ya no existe. Esto no es bíblico. La Biblia nos muestra que el árbol de la vida no sólo existía al principio del tiempo, sino que incluso en la eternidad futura todavía existirá el árbol de la vida. En el libro de Apocalipsis, el árbol de la vida se menciona al menos dos o tres veces. En 2:7 el Señor dijo: “Al que venza, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en el Paraíso de Dios”. El capítulo 22 dice que en medio de la calle en la ciudad de la Nueva Jerusalén hay un río de agua de vida, y que a uno y otro lado del río está el árbol de la vida (vs. 1-2). Esto nos muestra que el árbol de la vida no es muy alto, pero sí abarca ambas orillas del río. No es un cedro enorme, sino una vid que sigue extendiéndose, y tiene como fin proveer suministro al hombre, no es algo para ser usado como material. Este árbol de la vida crece junto al río de vida, y con el regar del fluir del río, suministra vida a las personas. Ésta ciertamente es una bendición eterna. Al final de Apocalipsis 22, dice: “Bienaventurados los que lavan sus vestiduras, para tener derecho al árbol de la vida” (v. 14). Es evidente que el árbol de la vida no ha desaparecido, sino que continúa existiendo, y continuará hasta la eternidad.

No sólo eso, sino que el árbol de la vida está aquí hoy. Apocalipsis 2:7 dice: “Al que venza, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en el Paraíso de Dios”. Esto no sólo señala al futuro, sino que también se refiere a la actualidad. Al que venza hoy, le es dado el disfrute del árbol de la vida, el cual está en el Paraíso de Dios. ¿Qué significa esto? Si usted tiene una vista panorámica de toda la Biblia, verá que este árbol de la vida es una figura que representa, que simboliza, a Dios mismo como nuestra vida. El Evangelio de Juan dice que el Señor Jesús es vida y que Él también es un árbol, la vid verdadera (14:6; 15:1). Sabemos que una vid no es como un pino o un cedro cuyo objetivo es producir materiales para edificar. Nadie utilizaría una vid para construir casas o muebles. El Señor Jesús dijo que Él es vida. Él también dijo que Él es la vid. Cuando usted junta estas dos frases, usted puede ver que Él es el árbol de la vida. Además, según su función natural, la vid tiene como fin suministrar vida.

Lo que la Biblia nos dice es que el Dios Triuno ha llegado a ser nuestro árbol de la vida y que Él es la fuente del suministro de vida. No sólo eso, sino que según la revelación hallada en la Biblia, Dios ordenó que todos deben tener dos nacimientos, es decir, que deben nacer una vez del vientre de la madre, y una vez de Dios. En Juan 3 el Señor Jesús le dijo a Nicodemo: “El que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (vs. 5-6). Esto nos dice que Dios requiere que nosotros nazcamos dos veces: una vez de la carne y una vez del Espíritu. La primera vez nacemos del vientre de una madre; la segunda vez que nacemos no consiste en entrar en el vientre de una madre y salir de nuevo, sino en nacer del Espíritu. Lo que es nacido de nuestros padres es de la carne, así como el Señor dijo que lo que es nacido de la carne, carne es. Todos nacimos de la carne a fin de que pudiésemos existir en este mundo. Si usted conoce la Biblia y ve lo que Dios ha dispuesto, entonces usted verá que Dios desea hacer que Él mismo nazca en nosotros. Hoy en día Dios es el Espíritu. El que Dios nazca en nosotros equivale a que el Espíritu nazca en nosotros. Todos nosotros hemos nacido del Espíritu; esto significa nacer, no de la sangre, sino del Espíritu.

(Vivir en el que permanecemos mutuamente con el Señor en el espíritu, Un, capítulo 1, por Witness Lee)