LA PALABRA DE DIOS ES EL MEDIO POR EL CUAL DIOS
LLEGA A SER NUESTRO SUMINISTRO DE VIDA
Todos sabemos que si comiéramos arena y la ingiriéramos en nuestro estómago, esta arena no puede suministrarnos del mismo modo que lo hace el alimento, y aun causará daño a nuestro cuerpo. Debido a que la arena no es orgánica, no tiene los elementos necesarios para suministrarnos. Cualquier alimento, tal como la carne o los vegetales, necesariamente es orgánico. Debido a que nuestro cuerpo es algo orgánico, nuestro alimento también tiene que ser orgánico a fin de que podamos digerirlo y asimilarlo. Por medio de la función orgánica de nuestro cuerpo, el alimento que comemos es digerido orgánicamente en nuestro cuerpo para ser nuestro suministro de vida de modo que nuestro cuerpo pueda obtener vida.
Si usted no come nada en todo el día, cuando llegue la noche sentirá que no tiene fuerzas. Si usted no come por siete días, podría morir. Por consiguiente, nuestro suministro de vida depende de nuestro alimento. Del mismo modo, nosotros los cristianos no sólo tenemos la vida física, sino que también tenemos vida en nuestro espíritu. La vida que está en nuestro espíritu requiere de Dios mismo como su suministro. Sin embargo, puesto que Dios es abstracto y misterioso, debemos tener la Biblia sustanciosa, la palabra de Dios, como el medio por el cual obtenemos el suministro de Dios. Al leer y entender las palabras de Dios, y al convertir lo que leemos y entendemos en nuestra oración, las palabras entran en nosotros como vida y llegan a ser nuestro suministro de vida. Ésta es la manera apropiada de leer la Biblia: al considerar las palabras del Señor como alimento y no como enseñanzas o escritos religiosos.
Por consiguiente, Jeremías 15:16 dice: “Fueron halladas Tus palabras, y yo las comí; / y Tu palabra me fue / por alegría y por gozo de mi corazón”. La buena comida siempre nos alegra; las palabras del Señor son iguales. Cuando comemos las palabras del Señor, tenemos gozo y regocijo en nuestros corazones. Salmos 119:103 dice: “¡Cuán dulces son a mi paladar Tus palabras! / ¡Más dulce que la miel a mi boca!”. Este versículo no dice que las palabras de Dios están en mi mente. Si éste fuera el caso, significaría que yo las estudio con mi mente. Dice que las palabras de Dios están en mi paladar, en mi boca. Ésta es una descripción del gusto que corresponde al disfrute. Uno debe ser muy particular cuando come. Si uno come muy deprisa, tragando todo vorazmente, entonces no tendrá mucho disfrute dulce.
(Vivir en el que permanecemos mutuamente con el Señor en el espíritu, Un, capítulo 8, por Witness Lee)