Vivir en el que permanecemos mutuamente con el Señor en el espíritu, Un, por Witness Lee

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EJERCITARNOS PARA SER UN SOLO ESPÍRITU CON EL SEÑOR

La condición de nuestro espíritu depende por completo de nuestro ejercicio. Incluso yo mismo al día de hoy me condeno por no ejercitarme lo suficiente en este asunto. Debemos saber que nosotros los humanos no somos sencillos. Tenemos un aspecto biológico y un aspecto psicológico. El aspecto biológico es nuestro cuerpo y el aspecto psicológico es nuestra alma. Nuestra alma también es muy complicada; está compuesta de la mente, la parte emotiva y la voluntad. Podemos utilizar tres círculos para ilustrar esto. El círculo externo es el cuerpo, el círculo del medio es el alma y el círculo interno es el espíritu. El hombre tiene tres partes: espíritu, alma y cuerpo. Por ejemplo, enojarse y golpear a alguien es una operación que consiste de dos capas. Una capa es el alma que se enoja y la otra capa es la mano, la cual es parte del cuerpo, que golpea a alguien en cooperación con el alma. Muchas personas piensan que uno no puede cometer pecado alguno sin la cooperación del cuerpo. No obstante, uno puede pecar solamente en la esfera de la mente humana. Por ejemplo, uno no necesita utilizar el cuerpo para aborrecer a otros. Sin embargo, maldecir a otros requiere el uso del cuerpo porque uno tiene que mover su boca y su lengua. Por consiguiente, cuando el alma y el cuerpo ejercen su función conjuntamente, el resultado es que las personas pueden cometer pecado. Por esta razón, debemos ser librados de la molestia propia del alma, y debemos ejercitar nuestro espíritu en el Espíritu para que podamos llegar a ser un solo espíritu con el Señor.

Ya que el Señor está mezclado con nuestro espíritu, y ambos espíritus han llegado a ser uno solo, ¿de qué modo debemos ejercitarnos? Necesitamos ejercitarnos en todo nuestro vivir y en nuestras acciones diarias de modo que el cuerpo no sea nuestro punto de partida ni el alma sea nuestra consideración, sino que el espíritu sea nuestro centro. Necesitamos ejercitarnos conforme a este espíritu. ¿Va a discutir con su esposa? Debe hacerlo según el espíritu. ¿Va a enojarse? Debe enojarse conforme al espíritu. Algunos entonces podrían decir que en cuanto estemos en conformidad con el espíritu, no discutiremos ni nos enojaremos; esto es correcto. Estar conforme al espíritu es sencillamente ejercitar el espíritu.

En el capítulo anterior, tuvimos comunión acerca de andar conforme al espíritu. Les dije que la palabra andar en el griego significa vivir y andar. Usted debe ejercitar su espíritu cuando esté molesto y desee discutir, pero aun al hablar ordinariamente con otros, usted debería detenerse por un minuto y hablar desde su espíritu. Cuando usted hable en las reuniones, con más razón usted debe estar conforme al espíritu; usted debe ejercitar su espíritu y hablar desde su espíritu. En cuanto usted esté conforme al espíritu, las palabras que usted hable tendrán un sabor distinto; por consiguiente, usted debe aprender cómo hablar desde su espíritu. Como alguien que habla por el Señor, a menudo practico esto. Mi deseo es que cada frase que yo hable salga de mi espíritu. Todos debemos confesar que nuestro ejercicio aún no es adecuado ni perfecto porque todavía tenemos el hábito de hablar y actuar conforme a nuestra alma y a nosotros mismos.

(Vivir en el que permanecemos mutuamente con el Señor en el espíritu, Un, capítulo 5, por Witness Lee)