EL HOMBRE TIENE UN ESPÍRITU
PARA RECIBIR A DIOS COMO VIDA
Un sabio chino de la antigüedad dijo que el hombre es el espíritu de toda la creación. La razón por la cual el hombre es precioso, valioso y maravilloso es que hay un espíritu en el hombre. Si el espíritu del hombre fuese extraído del hombre, él no sería diferente a los perros y los gatos. El hombre es diferente a las bestias porque el hombre tiene un espíritu y las bestias no. A lo largo de las eras usted no puede hallar gatos y perros en ningún lugar que tengan el deseo de adorar a Dios. No obstante, los seres humanos, sean civilizados o bárbaros, todos tienen un deseo de adorar a Dios. Los bárbaros tienen su método de adoración primitivo; los civilizados tienen su manera culta de adorar. Los dioses demoniacos que las naciones atrasadas adoran son toscos y salvajes; los ídolos que las naciones civilizadas adoran son bastante refinados. ¿Por qué el hombre debe adorar? Esto se debe a que el hombre tiene un espíritu en su interior, el cual únicamente Dios puede satisfacer. Incluso los comunistas ateos adoran algo. Ellos se adoran a sí mismos; su yo es su dios. La Biblia dice que para algunos, su dios es su vientre (Fil. 3:19). No existe una persona que no desee a Dios; todos desean a Dios. Así como todos tienen un vientre que requiere alimento, también el hombre tiene un espíritu que requiere la adoración a Dios. Sea que el dios que el hombre adora es verdadero o falso, refinado o bárbaro, el hecho de que el hombre adore a Dios comprueba que el hombre tiene un espíritu. Dios creó al hombre con un espíritu, y este espíritu tiene necesidad de Dios.
El espíritu del hombre tiene como fin que el hombre sea regenerado. Nuestra carne es nacida de nuestros padres, pero Dios nos creó con un espíritu para que pudiéramos nacer de nuevo. Esto es lo que significa recibir a Dios en nuestro interior. Ser regenerado equivale a recibir a Dios en nosotros. Dios es vida. Cuando recibimos a Dios en nuestro interior, este Dios que es vida entra en nuestro espíritu para ser nuestra vida. Según Romanos, nosotros los seres humanos somos vasos (9:21) con un órgano receptor en nuestro interior con el cual podemos recibir a Dios. Esto es exactamente igual que nuestro estómago, que es el órgano receptor con el cual ingerimos el alimento. Dios es Espíritu, y Él nos creó con un espíritu, el cual es el órgano receptor con el cual podemos recibir a Dios. Al utilizar este espíritu, recibimos a Dios.
La Biblia no es lo que la mayoría de nosotros consideramos que es, a saber, un libro de enseñanzas religiosas o regulaciones religiosas. Más bien, esta Biblia es un libro de revelación, el cual revela Dios al hombre a fin de que el hombre pueda conocer a Dios como vida. Dios creó un espíritu para el hombre a fin de que su espíritu pudiera recibir a Dios de modo que Él sea su vida. Si un hombre está dispuesto a recibir a Dios en su interior para que sea su vida, él podrá ser regenerado en su espíritu. Éste es el segundo nacimiento. Si usted no tiene este segundo nacimiento, entonces usted está incompleto, es decir, deja mucho que desear; usted no ha alcanzado el estándar. Que Dios desee nacer en usted no es una superstición, sino un hecho. Es un hecho que usted tiene un espíritu en su interior. También es un hecho que Dios es Espíritu. Dios no sólo es Dios, sino también vida, que es el Espíritu (Jn. 4:24; 1 Co. 15:45). Él es tal Espíritu vivificante que espera que usted se arrepienta, confiese y se abra para recibir al Señor Jesús como su Salvador. El Señor Jesús es el Espíritu vivificante. Cuando usted lo recibe a Él, usted recibe a Dios y Él entra en usted para ser su vida. Entonces usted es regenerado y tiene otra vida en su interior. Esta vida no sólo es una vida más elevada, sino también una vida superior, es decir, la vida eterna de Dios. Ésta es la revelación contenida en toda la Biblia.
(Vivir en el que permanecemos mutuamente con el Señor en el espíritu, Un, capítulo 1, por Witness Lee)