QUE EL SEÑOR ES EL ESPÍRITU
ES LA REVELACIÓN PURA HALLADA EN LA BIBLIA
La teología tradicional del cristianismo le presta mucha atención al Credo de los Apóstoles, el cual fue formulado en el año 325 d. C. bajo Constantino el Grande. En ese credo no hay mención alguna de los siete Espíritus. Esto muestra que el Credo de los Apóstoles no estaba completo. En la historia, al menos tres grandes grupos de cristianos declararon oficialmente que ellos sólo desean la Biblia, y no el Credo de los Apóstoles: la Asamblea de los Hermanos, los Bautistas del Sur y la Iglesia de Cristo. Me temo que algunos entre nosotros, quienes todavía están bajo la influencia de conceptos viejos, podrían pensar que es herético decir que el Señor Jesús tenía sangre genuina y carne genuina, puesto que entonces eso significaría que Él era un verdadero hombre, una criatura. Por esta razón, ellos no pueden aceptar plenamente la declaración que el Señor Jesús es el Primogénito de toda creación. Independientemente de si las personas aceptan esto plenamente, parcialmente, o incluso si no lo aceptan en lo absoluto, tengo que ser honesto y presentarles a ustedes la palabra pura del Señor.
Además, la traducción de la Biblia de J. N. Darby es muy clara en cuanto al hecho de que el Señor es el Espíritu. En 2 Corintios 3:6 se nos dice: “El Espíritu vivifica”, y el versículo 17 dice: “Y el Señor es el Espíritu”. Una nota en la traducción de J. N. Darby indica que los versículos del 7 al 16 son un paréntesis; por lo tanto, el versículo 17 sigue directamente al versículo 6: “El Espíritu vivifica” y “el Señor es el Espíritu”. Este vínculo que se establece entre el Espíritu y el Señor fortalece lo dicho en 1 Corintios 15:45, que el Señor en Su resurrección llegó a ser el Espíritu vivificante. Además, 2 Corintios 3:17 nos muestra que éstos dos —el Señor y el Espíritu— son uno solo, pero también son dos. El versículo 17a dice que “el Señor es el Espíritu”, mientras que 17b dice que “donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”. La primera parte dice que el Señor es el Espíritu, lo que indica que el Señor y el Espíritu son uno solo, mientras que la segunda parte dice: “El Espíritu del Señor”, lo que indica que el Señor y el Espíritu son dos. Esto es exactamente igual a Juan 1:1, que dice: “En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios”. Por ende, la Palabra y Dios son dos. Luego el versículo continúa diciendo: “La Palabra era Dios”, así que los dos son uno solo. Por lo tanto, decimos que Dios es triuno; Él es tres pero también uno. De otra forma, tendríamos tres Dioses. Hoy en día muchos cristianos y maestros cristianos subconscientemente tienen tres Dioses en su modo de pensar y en sus corazones.
(Vivir en el que permanecemos mutuamente con el Señor en el espíritu, Un, capítulo 2, por Witness Lee)