Vivir en el que permanecemos mutuamente con el Señor en el espíritu, Un, por Witness Lee

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EL SEÑOR QUE VIVE PARA SIEMPRE VIVE EN NOSOTROS

En Apocalipsis 1:18 Juan dio testimonio de Jesucristo como Aquel que dijo que Él es el Viviente, y estuvo muerto pero que vive por los siglos de los siglos. Ésta es una palabra hablada a las iglesias. Hoy en día Él vive en los cielos a la diestra del trono de Dios, pero éste no es el punto que se enfatiza. La importancia del hecho de que Él sea el Viviente es que Él vive en nosotros. Él vive para siempre y vive en nosotros. Él nos dijo que Él aún vive hoy. Por ende, Él desea que abandonemos toda clase de muerte y nos levantemos para ser la iglesia viviente. Éste es el pensamiento hallado en Apocalipsis 1, y es el mismo punto que yo les transmito a ustedes en este capítulo. ¡Alabado sea el Señor, podemos ser regenerados por causa de Él, y luego de ser regenerados también podemos vivir por Él!

Ahora entendemos claramente que desde la eternidad pasada, en el Señor estaba la vida. Luego en el tiempo, el Señor se hizo carne, no sólo como el Cordero a fin de resolver el problema de nuestros pecados, sino también como la serpiente de bronce a fin de resolver el problema de nuestro pecado. Además, Él fue resucitado de los muertos para llegar a ser el Espíritu vivificante. Hoy en día si nos abrimos a Él desde lo más recóndito de nuestro ser para recibirle, Él entrará en nosotros, y recibiremos vida y seremos regenerados. Después de esto, Él estará en nosotros como nuestro alimento a fin de suministrarnos para que podamos vivir y tener vida en abundancia de tal modo que vivamos por Él.

¿Cómo puede usted vivir por Él? Primero, debe darse cuenta de que anteriormente usted sólo tenía su vida, pero ahora ya no es usted quien vive sino el Señor Jesús que vive en su interior. Por ende, hoy usted es una persona doble. Externamente, es usted, e internamente es el Señor Jesús; dentro de usted hay dos vidas. Segundo, Dios no quiere que usted viva por su vida original. Dios desea que usted viva por su segunda vida, quien es Dios mismo. Tercero, esta segunda vida está en su espíritu. Por lo tanto, si usted desea vivir por esta vida, necesita vivir por su espíritu. Cuarto, en su hablar y obrar, usted debería aprender a ir más lento y no tener prisa. Usted necesita considerar si usted aún vive por su vida anterior o si vive por su segunda vida. ¿Acaso usted habla y hace las cosas según sus emociones y estado de ánimo o según el espíritu? No solamente en las cosas grandes, sino también en cada cosa pequeña en su vida diaria, en cada detalle, usted debería preguntarse cuidadosamente: “¿Es ésta mi vida original, o es éste el Señor viviendo en mi interior? ¿Acaso hablo y hago las cosas según mis emociones y estado de ánimo o según el Señor en mí?”.

(Vivir en el que permanecemos mutuamente con el Señor en el espíritu, Un, capítulo 1, por Witness Lee)