DIOS REQUIERE QUE EL HOMBRE
CREA EN EL Y LE AME
Por lo tanto, podemos ver que además de confesar nuestros pecados y tomar medidas con respecto a ellos, consagrarnos al Señor es de suma importancia. En toda la Biblia, hay dos asuntos cruciales. El primero es que Dios requiere que el hombre crea en El; y el segundo, que Dios requiere que el hombre le ame. No existe ningún líder de este mundo que exija que los hombres crean en él o le amen. Ni Mohamed ni Confucio exigieron alguna vez que alguien creyera en ellos o los amara. Solamente Jesucristo desea que el hombre crea en El y le ame.
Desde que el hombre cayó, lo que Dios ha exigido del hombre es, primeramente, fe, y en segundo lugar, amor. ¿Saben lo que significa ser salvos? Ser salvos consiste en volverse a Dios, es decir, creer en Dios y sostener una relación con El. Si una persona no tiene a Dios, está separada de El; independientemente de si esta separación es enorme o pequeña, dicha persona es ajena a Dios y está separada de El. Entonces, ¿cómo nos adherimos a Dios y somos unidos a El? Por medio de la fe. Cuanto más creemos, más nos adherimos a Dios; cuanto más creemos, más somos unidos a Dios y más fuerte se hace nuestro vínculo con El. Son muchos los que dicen que Dios no existe; esto se debe a que han estado usando el órgano equivocado para ponerse en contacto con Dios. Por ejemplo, si usáramos nuestros oídos para procurar escuchar los colores, ciertamente no escucharíamos nada; y si usamos nuestros ojos para ver los olores, ciertamente no veríamos nada. Cuanto más creemos en Dios, más nos percatamos de Su existencia; y cuanto más creemos en El, más percibimos Su presencia. La relación que Dios tiene con el hombre es una relación de fe.
En segundo lugar, la relación que el hombre tiene con Dios se caracteriza por el amor. Es maravilloso que después de que un hombre cree en Dios, lo que Dios requiere de éste es que le ame. Todo aquel que ha sido salvo, todo aquel que ha creído en Dios, percibe en lo profundo de su ser cuán precioso es el Señor. Si preguntáramos a alguien que adora a Buda cuán precioso es Buda para él, esta persona seguramente nos diría que nunca se le había ocurrido pensar en eso. Si le preguntáramos lo mismo a alguien que cree en el Señor —independientemente de cuánto amor tenga—, responderá que siente algo de amor hacia el Señor; por lo menos, esa persona tiene el deseo de hacer algo para el Señor. Así pues, siempre y cuando una persona sea salva, sin necesidad de que nadie le enseñe, espontáneamente sentirá que el Señor es precioso y querrá amarlo.
(Los de corazón puro, capítulo 5, por Witness Lee)