EL HOMBRE ESTA COMPUESTO DE TRES PARTES:
ESPIRITU, ALMA Y CUERPO
El hombre es un recipiente creado por Dios con el propósito de contener a Dios. Pongamos como ejemplo un vaso. Un vaso es un recipiente hecho para contener agua. Por lo tanto, es inadecuado usarlo para otro propósito. De igual manera, en el universo el hombre es un recipiente especial hecho expresamente para contener a Dios. Si el hombre no tiene a Dios como su contenido, su existencia humana no tendrá ningún sentido, puesto que él fue creado expresamente para que Dios lo use. Sin embargo, ¿cómo puede Dios entrar en el hombre? Proverbios 20:27 dice: “Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, la cual escudriña lo más profundo del corazón”. Esto indica que tenemos un espíritu en nuestro ser. En 1 Tesalonicenses 5:23 dice que nosotros, los seres humanos, estamos compuestos de tres partes: espíritu, alma y cuerpo. Por fuera, tenemos el cuerpo, y por dentro, el espíritu; y entre el espíritu y el cuerpo está el alma. El alma es nuestra propia personalidad, nuestro yo, e incluye nuestra mente, voluntad y parte emotiva. Nuestros sentimientos de gozo, enojo, tristeza y deleite, están relacionados con la función del alma perteneciente a la parte emotiva. Nuestras elecciones y decisiones tienen que ver con la función del alma perteneciente a nuestra voluntad. Nuestras ideas y pensamientos se relacionan con la función del alma perteneciente a nuestra mente. Así pues, el alma es el verdadero “yo”, aquello a lo cual los psicólogos llaman nuestro ser metafísico, aquella parte de nuestro ser que podemos sentir mas no tocar.
Con frecuencia hay ciertas circunstancias que hacen que el alma de un creyente se sienta triste y afligida; pero aun así, en lo profundo de su ser, éste siente un gozo inefable. Esto prueba que además de tener un alma, tenemos un espíritu en lo profundo de nuestro ser. Por consiguiente, algunas veces estamos tristes, pues tenemos un alma; pero al mismo tiempo, podemos sentir gozo debido a que también tenemos un espíritu. Cuando nuestra alma se siente triste, el Espíritu Santo nos fortalece y genera un gozo interno. Debido a que tenemos tanto alma como espíritu, podemos percibir dos sentimientos distintos. Esto también nos muestra que nosotros, los seres humanos, estamos compuestos de tres partes: espíritu, alma y cuerpo.
(Los de corazón puro, capítulo 1, por Witness Lee)