Los de corazón puro, por Witness Lee

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DOS PARABOLAS

Hay dos parábolas en Mateo 21 y 22 que ocupan un lugar muy importante en la Biblia. El capítulo veintiuno nos habla de las labores en la viña, y el capítulo veintidós relata la fiesta de bodas. La viña tiene que ver con la labor, mientras que la fiesta de bodas alude al disfrute. La primera parábola relata que Dios envía a Sus esclavos a trabajar, y la segunda parábola nos dice que Dios llama a Su pueblo al disfrute. El trabajo exige que el hombre se esfuerce; en cambio, el disfrute es gratuito. Es menester que comprendamos plenamente el principio manifestado en estas dos parábolas. La primera parábola muestra que Dios requiere que el hombre haga un esfuerzo al laborar, esto es, que pague cierto precio. Dios exige que el hombre dé fruto. Sin embargo, la segunda parábola afirma que Dios solamente desea que el hombre disfrute. En otras palabras, no se exige que el hombre pague precio alguno debido a que todo ha sido preparado. En esta parábola, si hay algo que Dios exige del hombre, es que éste disfrute de aquello que Dios ha provisto. En la primera parábola, Dios exige algo del hombre, mientras que en la segunda parábola el hombre lo recibe todo de Dios.

¿A qué se refieren estas dos parábolas? Todo lector de la Biblia debe saber que la primera parábola se refiere a la dispensación de la ley, mientras que la segunda parábola se refiere a la dispensación de la gracia. En la dispensación de la ley, Dios se relacionaba con el hombre conforme a la ley y exigía que el hombre lo hiciera todo; pero en la dispensación de la gracia, Dios se relaciona con el hombre por medio de la gracia y desea que el hombre disfrute de todo lo que El ha hecho. Cuando Dios se relacionaba con el hombre conforme a la ley, bajo la dispensación de la ley, había una situación específica que produjo un determinado resultado. En la siguiente dispensación, en la que Dios se relaciona con el hombre conforme a la gracia, la situación es diferente y se produce un resultado distinto.

(Los de corazón puro, capítulo 8, por Witness Lee)