EL HOMBRE CAIDO
NO ES GOBERNADO POR SU CONCIENCIA
En 1 Timoteo 1:5 dice: “Pues el propósito de esta orden es el amor nacido de un corazón puro, una buena conciencia y una fe no fingida”. El versículo 19 añade: “Manteniendo la fe y una buena conciencia, desechando las cuales naufragaron en cuanto a la fe algunos”. Asimismo, 2 Timoteo 1:3 dice: “Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis antepasados con una conciencia pura”. Efesios 4:19-20 menciona: “Los cuales, después que perdieron toda sensibilidad [conciencia], se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo”. Todos estos versículos nos muestran la importancia de la conciencia. Después que el hombre cayó, Dios dispuso que éste fuera gobernado por su conciencia. Por lo tanto, si la condición del hombre es normal, estará atento al sentir de su conciencia. Sin embargo, el hombre caído ni presta atención al sentir de su conciencia ni es gobernado por su conciencia; al contrario, se entrega a la lascivia.
(Los de corazón puro, capítulo 7, por Witness Lee)