QUITAR EL VELO PARA RECIBIR LUZ
Cuando una persona retira todo aquello que la cubre, verá la luz. Esta afirmación se basa en 2 Corintios 3:16, que nos muestra que siempre que los corintios volvían su corazón al Señor, el velo era quitado. Cuando el corazón de los corintios se alejaba del Señor, el velo permanecía sobre sus corazones; de hecho, ese corazón alejado constituía el velo mismo. Siempre que el velo era quitado y el corazón de los corintios se volvía al Señor, Dios resplandecía sobre ellos. Por lo tanto, si una persona no ve el resplandor de Dios, esto no quiere decir que Dios no resplandezca, sino que esta persona tiene un velo que le cubre. Si un hombre resuelve todo aquello que cubre su corazón, entonces verá la luz. Mateo 5:8 dice que los de corazón puro verán a Dios, y 1 Juan 1:5 dice que “Dios es luz”. Por consiguiente, nadie puede ver a Dios sin ver la luz. Dios es luz, y todos los que ven la luz están en Dios y deben estar únicamente en Dios. Sin embargo, lo que Dios exige es que el hombre sea de corazón puro. Ser de corazón puro significa que todo lo que cubría el corazón ha sido quitado. Cuando el corazón de alguien no es puro y está mezclado, esa mezcla llega a ser aquello que lo cubre. Sólo los de corazón puro están libres de todo aquello que cubre su corazón, y sólo ellos podrán ver la luz.
Salmos 73:1 dice: “Ciertamente es bueno Dios para con Israel, para con los de corazón puro”. Esta es la conclusión a la que el salmista arribó. En el versículo 16 él dice: “Cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para mí”. Pero, cuando entró en el santuario de Dios, él entendió todo (v. 17). Por eso, en el versículo 25 el salmista declara: “¿A quién tengo yo en los cielos sino a Ti? Y fuera de Ti nada deseo en la tierra”. Esto es lo que significa ser puro de corazón. Aquel cuyo corazón es puro, va únicamente en pos del Señor en los cielos y su único anhelo en la tierra es el Señor mismo. Ser de corazón puro implica vivir en esta tierra deseando sólo a Dios; vivir sin desear ninguna otra cosa más que a Dios mismo. Cuando nuestro corazón sea sencillo y puro hacia Dios, seremos personas despojadas de toda clase de velo. Por consiguiente, la Biblia nos muestra que para ver la luz, es necesario quitar todo velo.
(Los de corazón puro, capítulo 2, por Witness Lee)