DISFRUTAR EL RICO EVANGELIO
¿Cómo podemos disfrutar constantemente este evangelio tan rico y profundo? Esto lo podemos encontrar aquí mismo en el Evangelio de Juan.
La Palabra y el Espíritu
Fíjense en cuántas veces se menciona la Palabra. En el capítulo 1 la Palabra era en el principio y era Dios. En el capítulo 15 las palabras de Cristo deben permanecer en nosotros; Su palabra nos ha limpiado. Nosotros hemos de amarlo y guardar Su palabra (14:23); los que oyen Su palabra tienen vida eterna (5:24). La palabra del Padre es la verdad que santifica (17:17).
Asimismo, se hace referencia una y otra vez al Espíritu: “El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida” (6:63). “[Él] os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de realidad, [...] vosotros le conocéis, porque permanece con vosotros, y estará en vosotros” (14:16-17).
La Palabra y el Espíritu son dos asuntos cruciales que por mucho tiempo hemos descuidado. Tal vez hayamos asistido a las reuniones, pero le hemos prestado poca atención a la Palabra. Probablemente hayamos orado, pero no hemos tenido en cuenta lo suficiente al Espíritu. Debemos volver a prestar atención a la Palabra y también al Espíritu.
El Nuevo Testamento deja claro que hoy en día el Señor es tanto la Palabra como el Espíritu: “El Señor es el Espíritu” (2 Co. 3:17). “Su nombre es la Palabra de Dios” (Ap. 19:13). La Palabra es también el Espíritu (Jn. 6:63). Estos tres son uno, y los tres también son vida. El Señor, la Palabra y el Espíritu son vida. Por esta razón, estos cuatro son uno solo.
La Palabra hoy es también la Biblia que tenemos en nuestras manos. Fuera de nosotros tenemos la Palabra, y por dentro tenemos a este Espíritu. ¡Estos dos, el Espíritu y la Palabra, son los dos cables que transmiten la electricidad celestial desde la central eléctrica hasta el edificio!
Abra la Biblia. Abra sus ojos y léala; entiéndala y ámela. Combine esto con oración. De esta manera usted estará mezclando la Palabra con el Espíritu, por lo cual Cristo será transmitido a usted. Entonces recibirá de Su plenitud, y gracia sobre gracia.
Tenga el hábito de acudir a la Palabra durante el día, aprovechando unos minutos aquí y allá. Es en la Biblia que usted se encuentra con Dios, con Cristo y con el Espíritu. Es aquí donde se halla la vida, la luz y el amor. Aprenda a abrir todo su ser cuando abra la Palabra. Abra sus ojos para ver, su mente para entender, su corazón para amar y su espíritu para orar y aprehender. Esta práctica le traerá a usted la Palabra con el Espíritu. El resultado de sembrar de esta manera la semilla en la tierra es que la vida brotará. La vida se hará manifiesta brotando de usted.
Beber, comer y respirar
Hasta ahora no hemos agotado todo este evangelio. Cada línea y cada palabra del libro de Juan forman parte del rico evangelio. Tan sólo examine estas dos cláusulas cortas: 1:11 dice que Él “vino”, y 1:16, que “recibimos todos”. El hecho de que Cristo viniera es una parte importante del evangelio. Él vino por medio de la encarnación. Su venida es un hecho cumplido, pero ¿qué de la acción de recibir por parte nuestra? Esto es algo continuo. Nosotros recibimos al comer, al beber y al respirar. Es de esta manera que recibimos a Cristo en nuestro ser. Esto es algo orgánico y metabólico, muy diferente de la manera en que recibimos un libro que alguien nos entrega. Esta manera orgánica de recibir nos fortalece, transforma y cambia.
Beber, comer y respirar, que es la manera en que recibimos a Cristo en nuestro ser, son asuntos que se abarcan en el Evangelio de Juan. En 4:14 se menciona el beber: “El que beba del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás”. Luego 7:37 dice: “Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba”. El capítulo 6 abarca el asunto del comer; por ejemplo, el versículo 57 dice: “El que me come, él también vivirá por causa de Mí”. Luego el asunto de respirar aparece en 20:22, donde el Señor “sopló en ellos, y les dijo: Recibid al Espíritu Santo”.
Si recibimos a Cristo en nuestro ser por estos medios, recibiremos de la plenitud de esta persona todo-inclusiva. Necesitamos ser llenos de este evangelio. Si nos equipamos y armamos con él, podremos enseñar y predicar, e incluso llevaremos una vida que exhibe este evangelio. Entonces la vida de iglesia será fuerte.
(Mensajes de vida, tomo 2 (#42-75), capítulo 8, por Witness Lee)